Tengo una razón
personal y otra académica para haber querido desarrollar este tema del gran
personaje Giuseppe Verdi. Primero que
nada, a nivel personal podríamos decir que crecí escuchando su música. Cuando
mi abuelo padrino y mi abuela materna regresaron de Estados Unidos, trajeron
consigo varios discos de acetato conteniendo música clásica. Uno de ellos, de
Oberturas de Grandes Operas entre las que figuraba la de La Traviata, mi
favorita. También trajeron tres operas completas, en sus respectivos estuches,
grabados en vivo en el Metropolitan Opera House donde ellos pudieron
presenciarlas. Dos de ellas, de Verdi, Aída y La Traviata. El primer disco de
esta última donde se podía escuchar desde La Obertura hasta el Coro en Casa de
Violeta (la fiesta) pasando por la famosísima aria “Siempre Libre” de este
personaje, se convirtió en mi “disco de cabecera”. Ahora los conservo como un
recuerdo de mi infancia y de mis queridos abuelos, siendo parte de mi
patrimonio personal.
A nivel
académico es obvio el tema debido a que estamos en su bicentenario, trabajo en
la Radio de Guatemala donde Verdi es uno de los protagonistas favoritos y, como
si esto fuera poco, se discute si fue o no rosacruz. Sea como sea es un
personaje de altos quilates como para dejarlo pasar desapercibido, sobre todo
cuando uno ostenta el flamante título de “Encargado de Cultural” de otro no
menos flamante titulo de lugar, “Centro Cultural Rosacruz”.
Como gente de
Teatro, entiendo a la Opera como máxima expresión de esta Bella Arte. Aprendí
al estudiar teatro con uno de los maestros más connotados sobre el tema,
Alfredo Porras Smith lo que significan las entradas de los personajes, los
apartes, etc. que en lenguaje musical enfatizan la creación de personaje cuando
uno es director escénico. Desde entonces aprendí que de ninguna manera, la
Opera es la suma de todas las artes como se entendía en el siglo XIX sino la
más alta, sublime y exquisita expresión teatral que no hubiese sobrevivido si
no hubiese sido por los aportes de Verdi que, a falta de cine, logró influir en
las masas por ser “la acción dramática” su factor esencial (como lo es en todo
teatro y sus derivados como lo son el cine y la actuación en TV). Un hecho que
se quiso imitar años después con los infructuosos intentos del teatro marxista
que si bien es cierto elaboró toda una teoría y su respectiva parafernalia no
resultó del todo siendo más efectivos sencillos esfuerzos como los de Federico
García Lorca en su famoso carretón que logró infundir en el pueblo español
decisivos ánimos en la actitud revolucionaria tan buscada para lograr los
cambios que hicieron que España se convirtiera en la nación que es ahora.
Verdi tiene un
atractivo especial para las masas que bien puede ser estudiado por los teóricos
actuales de la Comunicación Social. Y dicho atractivo lo ejerce a través de la
Opera, lo cual es una paradoja en un mundo que parece no sólo no entenderla
sino despreciarla y burlarse de ella. Es así como Verdi, aun ejerce una
influencia subliminal y subyugante en las masas aunque esta no escucha una
Opera suya completa sino apenas fragmentos. Fue así cómo cuando el productor
Ernesto Alonso, en la Empresa Televisa puso la Obertura de “La Traviata” en su
telenovela “Bodas de Odio” el éxito estuvo más que asegurado. Lo mismo sucedió
cuando el Grupo Magneto popularizó en las juventudes actuales una de las áreas
de la Opera “Nabuco”.
Como Verdi nace
el 10 de octubre de 1813, en todo el mundo donde se le aprecia hay
programaciones especiales para todo el año. La conmemoración rebasa el
escenario de Italia, donde a los teatros de La Scala en Milán, Argentina y
Apollo en Roma, La Pérgola en Florencia, La Fenice en Venecia, San Carlo en
Nápoles, Grande en Trieste y Nuovo en Rímini, se han sumado con espectáculos en
su programación La Ópera de París, el Imperial de San Petersburgo y el Her
Majesty de Londres. A ello hay que sumar la amplia actividad de todo tipo hasta
octubre, culminación del año verdiano.
En Madrid, el
Instituto de Cultura Italiana ha previsto varios conciertos gratuitos; algunos
de ellos con Roberto Scandiuzzi, reconocido por sus papeles de bajo en óperas
como «Don Carlo» y «Simon Boccanegra», y un curso monográfico impartido por el
profesor Gabriel Menéndez Torrellas
En la capital de
México, la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes realiza el concierto
"Viva Verdi! Jubileo a 200 años de su nacimiento, 1813-1901" en el
Palacio de Bellas Artes. El programa incluye, entre otras, las piezas: obertura
de "Luisa Miller (1849)" y "Gli arredi festivi...", de
Nabucco (1842); "Noi siamo zingarelle... Di Madride noi siam
mattadori..." y "Si ridesta in ciel l'aurora...", de La Traviata
(1853).
El tenor
mexicano Rolando Villazón (1972) dedica su último trabajo a conmemorar el 200
aniversario del nacimiento de Giuseppe Verdi (1813-1901) con una selección
"personal" de arias y canciones del compositor italiano. Se trata,
asegura su discográfica, Deutsche Grammophon, "de un viaje personal de
exploración al mundo oculto de las pasiones de Verdi por parte de un tenor
apasionado".
En Guatemala se
preparan dos conciertos. Uno a cargo del Instituto Italiano de Cultura, entidad
que también ha programado por lo menos dos proyecciones de videos de sus operas
al mes. El otro concierto es un esfuerzo de los artistas más importantes de la
ópera en el país.
Bicentenario de su nacimiento
Giuseppe
Fortunino Francesco Verdi nace el 10 de octubre de 1813 en Le Roncole, Busseto
(Ducado de Parma) Francia, hijo de Carlo Giuseppe Verdi y Luigia Uttini . Le
Roncole era entonces parte del ducado de Parma (que a su vez formaba parte de
Francia). Allí recibió sus primeras lecciones de música. Continúa sus estudios
en Busseto, bajo la tutela de Ferdinando Provesi. Se convierte pronto en el
organista de la iglesia de su pueblo. Intenta entrar en el conservatorio de la
ciudad de Milán pero no lo consigue.
Vive un período
muy difícil con la muerte de su primera esposa y su hija, que contrasta con la
creación de sus óperas más populares y queridas, Rigoletto, La Traviata e Il
Trovatore. Muchos consideran que la madurez del compositor se percibe en las
obras que siguen a este período; por ejemplo, Don Carlos, que fue compuesta
para la Gran Ópera de París; Aida, compuesta para la Ópera del Cairo; Otello y
Falstaff, con libreto de Arrigo Boito basado en Shakespeare. Algunas de estas
obras no son bien recibidas por el público o los críticos, que las calificaron
de demasiado wagnerianas, crítica que el autor siempre rechaza.
En sus últimos
años, Verdi compuso algunas obras no operísticas. A pesar de no ser
particularmente religioso, compuso obras litúrgicas, como la misa de Réquiem
(1874) y el Te Deum. También compuso el Himno de las naciones, que incluye las
melodías de los himnos italiano, francés, inglés y norteamericano, sobre texto
del poeta Arrigo Boito (1862) y un cuarteto para cuerdas en mi menor (1873).
Falleció en Milán, el 27 de enero de 1901 (87 años) debido a un derrame
cerebral. Dejó su fortuna para el establecimiento de una casa de reposo para
músicos jubilados que llevaría su nombre: «Casa Verdi», en Milán, donde está
enterrado. Su entierro suscitó gran conmoción popular y al paso del cortejo
fúnebre el público entonó espontáneamente el coro de los esclavos de Nabucco
("Va pensiero sull'ali dorate").
Su Importancia
Giuseppe Verdi
fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, el más notable e
influyente compositor de ópera italiana y puente entre el belcanto de Rossini,
Donizetti y Bellini y la corriente del verismo y Puccini. Fue autor de algunos
de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que componen su
trilogía popular o romántica: Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore y las obras
maestras de la madurez como Aida, Don Carlo, Otello y Falstaff.
Se puede decir
que sus primeros éxitos están relacionados con la situación política que se
vivía en Italia. Aparte de su calidad artística, sus óperas servían además para
exaltar el carácter nacionalista del pueblo italiano. Quizás el Va pensiero
(coro de los esclavos de la ópera Nabucco) es uno de los coros más conocidos de
Italia por esta razón. De esta forma, Verdi triunfa en Milán.
Gracias a los
éxitos conseguidos, Verdi puede apostar por un estilo más personal en sus
óperas y presionar a libretistas y empresarios para que arriesguen y
experimenten un poco más. Es notable, en este sentido, la forma en que se
engendró la ópera Macbeth, con unos arduos, e incluso despóticos, ensayos para
lograr que el texto fuera más hablado que cantado. Verdi consigue su cometido y
el éxito de estas óperas es también notorio.
Con Wagner, ¿enemigo o balance?
Nacidos en 1813
con unos meses de diferencia, el alemán Richadr Wagner (Leipzig, 22 de mayo)
son probablemente los más grandes compositores de ópera de todos los tiempos.
Aunque pertenecientes a mundos y lenguas distintas, sus vidas transcurren
paralelas. Ambos bebieron del Romanticismo y ambos representaron dos culturas
poderosas, aunque partiendo de un origen distinto. La italiana tenía sus raíces
en las tradiciones de Roma, la Iglesia católica y el Renacimiento. En lo que
concierne a la ópera, el entretenimiento musical más popular, el naciente
Estado buscó la perfección. Verdi supo verlo.
En muchos
sentidos Italia y Alemania tuvieron experiencias paralelas nacionales durante
el siglo XIX, y cada compositor está estrechamente asociado con la vida
política y cultural de su país. Verdi en las revoluciones regresó de París a
Milán convertido en un héroe nacional. El segundo, a causa de su panfleto
radical, tuvo que huir a Sajonia como un paria. Aunque nunca se reunieron,
existía una rivalidad entre ellos. Wagner despreciaba la ópera contemporánea,
sobre todo si se trataba de un éxito comercial, como ocurría frecuentemente con
Verdi. Incluso se burlaba de ella. El compositor italiano emitió señales
contradictorias. Por un lado, elogió Tristán e Isolda "como una de las
grandes creaciones del espíritu humano". Por otro, comentó de la vida de
su antagonista alemán que en ella había mucho mal de raíz.
Verdi comenzó a
mostrar su talento musical cuando era niño y recibió una educación musical
sólida. Por el contrario, Wagner no demostró interés en la música hasta la
adolescencia. Luego supo avanzar, sin embargo, a una velocidad vertiginosa y en
gran medida de forma autodidacta. Uno de los rasgos de identidad del carácter
de Verdi fue su tolerancia. Wagner era famoso por ser intolerante.
Operas compuestas por Giuseppe Verdi
Detallándose
lugar, fecha del estreno y autor del libreto:
1. Oberto, Conde de San Bonifacio (Teatro
La Scala de Milán, 17 de noviembre de 1839) — Drama en dos actos de Temistocle
Solera.
2. Un giorno di regno (Un día de reino)
(Teatro La Scala de Milán, 5 de septiembre de 1840) — Melodrama jocoso en dos
actos de Felice Romani.
3. Nabucco (Teatro La Scala de Milán, 9 de
marzo de 1842) — Drama lírico en cuatro partes de Temistocle Solera.
4. I Lombardi alla prima crociata (Los
lombardos) (Teatro La Scala de Milán, 11 de febrero de 1843) — Drama lírico en
cuatro actos de Temistocle Solera.
5. Ernani (Teatro La Fenice de Venecia, 9
de marzo de 1844) — Drama lírico en cuatro actos de Francesco Maria Piave.
6. I due Foscari (Teatro Argentina de
Roma, 3 de noviembre de 1844) — Tragedia lírica en tres actos de Francesco
Maria Piave.
7. Giovanna d'Arco (Teatro La Scala de
Milán, 15 de febrero de 1845) — Drama lírico en un prólogo y tres actos de
Temistocle Solera.
8. Alzira (Teatro San Carlo de Nápoles, 12
de agosto de 1845) — Tragedia lírica en un prólogo y dos actos de Salvatore
Cammarano.
9. Attila (Teatro La Fenice de Venezia, 17
de marzo de 1846) — Drama lírico en un prólogo y tres actos de Temistocle
Solera.
10. Macbeth (Teatro La Pergola, 14 de marzo
de 1847) — Melodrama en cuatro partes de Francesco Maria Piave.
11. I masnadieri (Teatro Her Majesty de
Londres, 22 de julio de 1847) — Melodrama trágico en cuatro partes de Andrea
Maffei.
12. Jérusalem (Ópera de París, 26 de
noviembre de 1847) — Ópera, en cuatro actos, con libreto de A. Royer y G. Vaëz,
de un libro de Solera de 1843.
13. Il corsaro (El corsario) (Teatro Grande
de Trieste, 25 de octubre de 1848) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria
Piave.
14. La battaglia di Legnano (Teatro Argentina
de Roma, 27 de enero de 1849) — Tragedia lírica en cuatro actos de Salvatore
Cammarano.
15. Luisa Miller (Teatro San Carlo de
Nápoles, 8 de diciembre de 1849) — Melodrama trágico en tres actos de Salvatore
Cammarano.
16. Stiffelio (Teatro Grande de Trieste, 16
de noviembre de 1850) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave.
17. Rigoletto (Teatro La Fenice de Venecia,
11 de marzo de 1851) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave.
18. Il trovatore (El trovador) (Teatro Apollo
de Roma, 19 de enero de 1853) Drama en cuatro partes de Salvatore Cammarano y
completado por Leone Emanuele Bardare sobre libreto del español Antonio García
Gutiérrez.
19. La Traviata (Teatro La Fenice de Venecia,
6 de marzo de 1853) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave.
20. I vespri siciliani (Las vísperas
sicilianas) (Ópera de París, 13 de junio de 1855) — Drama en cinco actos de
Eugène Scribe y Charles Duveyrier.
21. Simón Boccanegra (Teatro La Fenice de
Venecia, 12 de marzo de 1857) — Melodrama en un prólogo y tres actos de
Francesco Maria Piave, basado en una pieza teatral homónima de Antonio García
Gutiérrez.
22. Aroldo (revisión Stiffelio) (Teatro Nuovo
de Rimini, 16 de agosto de 1857) — Melodrama en cuatro actos de Francesco Maria
Piave.
23. Un ballo in maschera (Un baile de
máscaras) (Teatro Apollo de Roma, 17 de febrero de 1859) — Melodrama en tres
actos de Antonio Somma.
24. La forza del destino (La fuerza del
destino) (Teatro Imperial de San Petersburgo, 10 de noviembre de 1862) — Ópera
en cuatro actos de Francesco Maria Piave.
25. Don Carlos (Ópera de París, 11 de marzo
de 1867) — Ópera en cinco actos de Joseph Méry y Camille Du Locle.
26. Aida (Teatro de la Ópera del Cairo, 24 de
diciembre de 1871) — Ópera en cuatro actos de Antonio Ghislanzoni.
27. Otello (Teatro La Scala de Milán, 5 de
febrero de 1887) — Drama lírico en cuatro actos de Arrigo Boito.
28. Falstaff (Teatro La Scala de Milán, 9 de
febrero de 1893) — Comedia lírica en tres actos de Arrigo Boito.
Tres de las
óperas que compuso Giuseppe Verdi están basadas en obras de Shakespeare, en
concreto Macbeth, Otello y Falstaff.
Principales obras no operísticas de Giuseppe
Verdi
1. Misa de réquiem (1874)
2. Messa per Rossini (1869) (estrenada en Stuttgart en 1988) (compuesta con otros compositores)
3. Inno delle Nazioni (Himno de las naciones) (1862)
4. Quattro Pezzi Sacri (primera audición el 7 de abril de 1898), una de sus obras tardías;
5. Cuarteto de Cuerdas en mi menor (1873)
6. Te Deum para coro y orquesta
7. Suoni la tromba (1848) himno patriótico con letra de Giuseppe Mameli.
8. Ave María (1880) para soprano y cuerdas
9. Canciones: Sei Romanze (1838)
a. Non t'accostar all'urna (Jacopo
Vittorelli)
b. More, Elisa, lo stanco poeta (Tommaso
Bianchi)
c. In solitaria stanza (Jacopo Vittorelli)
d. Nell'orror di note oscura (Carlo
Angiolini)
e. Perduta ho la pace
f. Deh, pietoso, o addolorata (Luigi
Balestra)
10. L'esule (1839) (Temistocle Solera)
11. La seduzione (1839) (Luigi Balestra)
12. Guarda che bianca luna: notturno (1839)
(Jacopo Vittorelli)
13. Album di Sei Romanze (1845)
a. Il tramonto (Andrea Maffei)
b. La zingara (S. Manfredo Maggioni)
c. Ad una stella (Maffei)
d. Lo Spazzacamino (Felice Romani)
e. Il Mistero (Felice Romani)
f. Brindisi (Maffei)
14. Il poveretto (1847) (Maggioni)
15. L'Abandonée (1849) (Escudier?)
16. Stornello (1869) (anon.)
17. Pietà Signor (1894) (Verdi y Boito)
Obras pérdidas:
Verdi escribió gran cantidad de obras para la orquesta aficionada de Busseto.
Pero ninguna de ellas se conserva, ya que él mismo las destruyó.
En clave rosacruz
Hay cosas
interesantes en la vida de Verdi. Una de ellas es que dicho apellido evoca a
Víctor Manuel de Italia, una de las razones de su popularidad de su apellido.
La otra es que un asteroide descubierto en los años 89 lleva su nombre. Pero lo
más interesante sin duda es el reconocimiento que le da la Musicoterapia a
algunas de sus creaciones. Es así como “La Marcha Triunfal de Aida” está
reconocida como energizante y sirve para tratar flebitis; “La Forza del
destino” mueve a la acción física. Específicamente “La Obertura de La Traviata”
sirve para el tratamiento de Ciática; toda “Aida” es para el hígado; la sangre
y aparato circulatorio; “La Obertura del Tercer acto de La Traviata” para la
impotencia y el reumatismo.
Hay algo
inseparable en la naturaleza del artista y del Arte mismo. Todo lo que realiza
es producto de la inspiración que le viene del Cósmico. Es un receptor de éstas
y luego las transmite. En otras
oportunidades ya me he referido al estudio “La Música de las Esferas” del Dr.
Carlos Seijas, quien nos dice que “… un músico animado de un poder espiritual,
un maestro espiritual, podrá obtener un efecto con prácticamente cualquier
instrumento. … la inspiración significaría estar en otro estado, trascenderlo
todo. Cuando se llega a ese estado de inspiración, se entra de golpe en la
significación de una pequeña frase melódica. Ella habla y se siente que está
viva de una manera diferente a la habitual. Entonces uno entra en sí mismo y
esa frase nos lleva hacia otra y se siente la posibilidad de desarrollar algo
nuevo. Llega un momento, con ciertos instrumentos en particular, en que el
ejecutante siente que no es él quien está produciendo la música, ella actúa por
sí sola. Muy a menudo es la mano la que piensa, ella lo hace. Cuando el músico
constata esto, se vivencia a sí mismo como si fuera un lugar de tránsito de
energía. Es una sensación indescriptible y que llena de dicha. Se pueden
producir cosas increíbles. … Existen numerosas maneras de estar inspirado, pero
la condición es una sola: eclipsarse. Lo que es catastrófico es cuando un
músico tradicional toca desde su ego”.
Al hablarnos del
poder de la Música, Seijas dice que hay muchas respuestas que dicen cuál puede
ser éste para terminar dándonos una pauta, una clave que está en el hombre
mismo, en el creador, en el artista: “Una respuesta que pudiera ser más
satisfactoria se perfila al abordar el tema del poder interior del ejecutante…
Para transmitir un influjo, el ejecutante debe tener él mismo un cierto poder
que viene de la calidad de su concentración, de su meditación. … es uno de los
ejes fundamentales. Se ve raramente un músico que llegue a fascinar a la gente
sin tener en sí mismo esta especie de fuerza interior. Por lo demás, esto es lo
que constituye el beneficio de una tradición: se es iniciado a una cierta forma
de espiritualidad a través de la música. Todo marcha junto… Por otra parte, la
forma de la música misma hace que ella sea capaz de transmitir un poder o no.
Si alguien trabaja sobre bases musicales que no corresponden de ninguna manera
a las leyes de la naturaleza, como se observa a menudo en occidente hoy día, su
espiritualidad no se puede expresar tan bien como la de un Bach por ejemplo….”.
Verdi lo hizo. Fue el ejecutante necesario en su tiempo y espacio para realizar
la hazaña a través de la ópera: La transformación de la Historia misma.
Todo artista
desde La Dimensión Esotérica tiene tres disciplinas: la de las manos, la de la
cabeza y la del corazón. Las tres son en realidad, una. Son él mismo Cuando
Seijas aplica esto a la Música nos dice: “Las manos - una extensión del cuerpo
total - la cabeza y el corazón pueden ser vistos como los elementos de
operación, de acción, en la vida musical, y también como el asiento para la
introspección o formas de experimentación de los diferentes mundos de la
música: música como una cualidad, música como esquemas desplegados, y música
como un evento fenomenológico. …El grado en el cual ocupamos su potencial es el
grado que experimentamos plenamente o no, todo lo que es posible en nuestra vida
musical. … la posibilidad que sea una puerta abierta al mundo de las
cualidades, y entonces buscar el significado de una pieza musical. … El acceso
a un mundo más sutil está más próximo a nosotros que el aire que respiramos. Es
sorprendente, pero es una puerta que me lleva hacia mí mismo…”. No cabe duda
que Verdi lo logró con maestría.
El artista en La
Dimensión Esotérica del Arte sabe que al proyectar la creatividad del Cósmico,
caminos como el trazado por AMORC, es la mejor guía para no perderse. Y entendiéndose
lo Clásico como lo perfecto, vemos perfección en la Música Clásica, la cual
desgraciadamente no está en todos los niveles de evolución y se recomienda
aplicarla en los períodos de Meditación. Mis entradas al Sanctum van precedidas
generalmente por “El Requisen de Mozart”. Es lo más elevado de lo elevado. Pero
cuando quiero lo hago con la Obertura de “La Traviata”, aunque algunos
meditadores expertos se escandalizan. Pero como les digo, “esto es válido en el
planeta Chupina, el mío”, aunque no sea válido en los de los demás.
VIDEOS:
ENTRADA DE TELENOVELA BODAS DE ODIO CON OBERTURA DE "LA TRAVIATA"
MAGNETO Y KAIRO INTERPRETAN "TU LIBERTAD" EN MEXICO
EL SEPELIO DE VERDI