martes, 10 de mayo de 2011

¿Embajador de qué putas…?

POR CESAR CHUPINA. Mi nombre es CESAR AUGUSTO CHUPINA MELGAR. Me considero un apasionado y un enamorado por lo que hago. Así que no le encuentro diferencia a lo profesional y a los hobbies.

He realizado estudios de Administración, Teatro, Ciencias de la Comunicación, Literatura, Derechos Humanos, Política, Historia.

Pertenezco a entidades nacionales e internacionales de renombre tales como Sociedad de Escritores de Latinoamérica y Europa con sede de Italia; Red de Escritores del Mundo con sede en España y Asociación de Periodistas Hondureños de Honduras, Cámara Guatemalteca de Periodismo, entre otras. Recientemente fui escogido por la Asociación Avenida Cultural, entre los personajes más destacados de la cultura en Guatemala.

Soy Promotor Cultural y artista en las ramas de Letras donde escribo en todos los géneros y también gente de teatro manejándome esencialmente como escritor, director, productos y profesor.

En Teatro he hecho teatro para niños y experimentaciones reconocidas internacionalmente tales como teatro con sordos, retrasados mentales, ciegos, ancianos, teatro itinerante en tres modalidades (procesión, instalación y bus). He actuado muy pocas veces porque domino el aspecto emocional del teatro y en Guatemala pocas obras ofrecen un desarrollo en este campo.

Combino Arte con la Comunicación Social y he laborado en todo tipo de medios. En Periodismo manejo todos los géneros.

Soy productor de medios de comunicación en Internet y radio, principalmente. Oficialmente laboro en el Ministerio de Cultura y Deportes en Radio Faro Cultural. Y dentro de las páginas de Internet que tengo a mi cargo menciono la del Centro Histórico de Guatemala porque es emblema de mi labor por el rescate patrimonial de mi país que en otro nivel de lectura lo es también de la paz.

Dentro de lo que me gusta menciono el modelaje (he modelado desnudo), abstraerme en los detalles, las antigüedades, promover el talento humano (tengo muchos ahijados culturales), la historia, tomar café, hacer amigos (los tengo de todo tipo y muchísimos y de todas las edades); caminar, bailar, ver arte, viajar culturalmente, las relaciones internacionales, estudiar (sobretodo psicología y misticismo).

Tres cosas han cambiado mi vida: El Internet, la Cosmovisión Maya (del que soy estudioso) y A M O R C.

En algunos lados me conocen como Augusto César porque por cuestiones políticas hube de obviar mi apellido para no tener problemas. Y es aquí donde inicia lo que en los últimos tiempos ha desembocado en mi nombramiento como Embajador Cultural de la Paz que nada tiene que ver con las payasada politiquera en que se ha convertido el inicialmente emblemático cambio de la rosa en el Palacio Nacional que dicho sea de paso yo jamás lo he hecho ni lo haré…

Resulta que ni de chiste me hubiese cambiado mi nombre pero por el conflicto armado que estaba en su apogeo a un inicio de mi profesión, Tasso Hadjidodou sugirió a Mariabelem, directora de una entidad cultural a la que yo pertenecía que debía hacerlo. Mariabelem me citó a su trabajo que tenía en Sanidad Pública y me dijo que buscáramos un nombre. “Coincidentemente” apareció en ese momento Luis Escobedo quien llegaba a buscarla y al contarle lo que pretendíamos, me dijo: Fácil. No te pongas el apellido e invertirte el nombre. En vez de ser César Augusto, sé Augusto César. Una de las razones por las que reconozco a Luis Eduardo, mi angel de la guarda en mi carrera profesional ya que mis padrinos son Tasso y Luis Domingo.

Y debo confesar que, por la vergüenza y las puertas que se me cerraban pensé en quitarme el apellido. Incluso llegamos a hablar con mi madre ponerme el Solano que es el mi abuelo padrino que me crió. Pero no lo hice porque había alguien que no merecía lo hiciera: Mi señor padre, quien ha sido el mejor de todos y me dio una lección de nobleza increíble al hacerse cargo en sus últimos días de sus dos padres y si bien mi abuelita merecía todas las atenciones del mundo no puede decirse lo mismo del don. Mi papá lo perdonó y se entregó en cuerpo y alma, lo cual me marcó para siempre porque me muestra los baches que en la mía tengo, razón más que de sobra para seguirme entregando al proceso de paz que dicho sea de paso inicia dentro de uno mismo para luego extenderse al cuerpo social en el que uno vive. Y eso en mi vida implica seguir siendo Chupina que por cierto al morir mi abuelo dejo de ser Augusto Cesar para tornar a Cesar Chupina.

Lo cierto es que estoy muy comprometido en el Proceso de Paz de Guatemala más que la gran mayoría de los que han puesto y quitado rosas en el Palacio Nacional de Guatemala. Como Chupina sé lo que significó la guerra de ese lado pero también sé lo que significó del otro. Eso me ha valido integrarme a hechos políticos como las Mesas Intersectoriales de Diálogos para la reconciliación y el ser actualmente Embajador Cultural de la Paz, título que me dieron cuando viví un año en Honduras, el cual se sumó al de Agente de la Paz, dado a los miembros de la mesa mencionada por las universidades San Carlos y Landívar. Y esto lo debo remarcar porque, insisto, no tengo nada que ver con los quitan y ponen rosas a su antojo en el Palacio Nacional. Mi labor en países como Honduras es reconocida. Por ello usé la ciudad de Tegucigalpa como sede para que me dieran el Premio Latinoamericano en Teatro para Niños… y el trofeo se quedó allá.

Mi trabajo me ha abierto las puertas al mundo. He llegado a conocer varios países. De hecho decidí vivir durante un año entre los artistas y periodista de Honduras, administrando la Casa club de la Asociación de Periodistas de allá de la que soy miembro honorario y donde fue declarado Embajador Cultural de la Paz tras obtener en Guatemala el de Agente de la Paz por las Universidades San Carlos y Landívar tras mi participación en las Mesas de Diálogo de Cultura de Paz. En la actualidad, tengo mucho contacto con personas de todas partes del mundo a través de Internet que han valorado mi obra literaria y teatral y me han promovido en otros países cuando en el mío se desconoce o ningunea lo que he hecho. De hecho, casi toda mi obra puede leerse en Internet y ha sido publicada en antologías. En Guatemala, las editoriales me han dado la espalda. Y qué puedo hacer con ello… Nada. Sencillamente, seguir adelante…

Tan lo he hecho sin apoyo que fui llamado a la Parroquia de Zacualpa, El Quiché, para atender hijos del conflicto armado pertenecientes a la misma y trabajar teatro con ellos y las monjas del convento franciscano. Pues bien. Allí me di cuenta lo que el pueblo vivió. El convento incluye dos capillas hechas precisamente donde torturaban a las personas. En una de ellas, un Cristo roto por entidades del Ejército sigue en medio de manchas de sangre que se conservan… En la otra, la Eucaristía y altar mayor están encima del pozo donde dejaban ir a los torturados medio vivos y sin importar si eran mujeres, hombres, niños, ancianos… esto lo registro en mi novela, publicada en Internet, EL SOMBRERO DE VIDA. Con el único propósito de aportar a la paz me nombre o no me nombre Embajador gobierno cualquiera o me inviten o no a quitar o poner rosas en el Palacio, lo cual, repito, no haría para nada…

Y en esto debo contar ciertas cosas. Al estar en Zacualpa y confesar de donde venia, lasm onjas y especialmente Sor Juana, me dijeron que yo no tenia nada que ver con eso. Se me aconsejo poner varias velas pidiendo perdon por lo que pudo haber hecho alguien de mi familia. Y asi lo hice. Lo mismo me paso al acercarme a Amalia y Max, mis primeros sacerdotes Mayas. El mismo fuego sagrado comento que mi dolor era en vano. Que no debia seguir cargando una Cruz que no era mia. Pero que si podia ayudar a reivindicar. Lo mejor, el proceso de Paz. Bedigo a lasm onjas, a Sor Juana, a Max y a Amalia por ser intermediarios del Cielo conmigo...

En el otro bando, el del ejército mi acercamiento al mismo a través primero de Irina pola, la musa de mi generacion y luego del ESTNA también está matizado de todo esto. Y aclaro en esto que me acerqué al Ejército no por mi abuelo que si se hubiera enterado lo más probable es que hubiera puesto el grito en el cielo en medio de su actitud egoísta para con su propia familia. En esto me apoyaron e impulsaron mis amigas y colegas Mayra Garzaro, Marina Cornejo (también ex ESTNAS las dos) y Teresita Zarco de Castillo quien en su calidad de Presidente de la Cámara Guatemalteca de Periodismo me asignó como representante de la misma en lo que luego se convertiría en la Promoción 16. Con los integrantes de la misma formé una red y se estableció el Blog Guatedetalles que enfatiza aspectos positivos de Guatemala que identifican su identidad ante el mundo (Historia, Turismo, Rincones, Cosmovisión Maya, etc).

Lo anterior se suma a la oportunidad de estudiar Derechos Humanos que me dio el Centro de Desarrollo Humano y la Asociación de Centros de Desarrollo Humano de Guatemala de las que fui presidente y codearme con entidades dedicadas a todo lo que es el esclarecimiento histórico. Teniendo una visión fuerte de lo que realmente había sucedido en el Ejército, habiendo promovido la candidatura de Rigoberta Menchú al Nobel y habiéndome codeado con verdaderos guerrilleros sabía lo que estaba realmente pasando y cómo se estaba formando una cortina sobre la verdad histórica. Cortina que logró sus cometidos porque benefició sólo a algunos cuantos de uno de los dos bandos.

Gracias al estudio de la Constelación familiar sé que en los primeros años adquirí no sólo la seguridad en mí mismo sino mi pasión por defender la libertad de expresión. Fue así como hice caso omiso de las ideas derechistas y pro castrenses de mi familia paterna y, aunque ignorante de algunas cosas que sólo los “generales conocían”, decidí tomar mis propios riesgos y apoyé la candidatura de Rigoberta gracias al impulsó que me dio la Dra. Luz Méndez de la Vega´. Organicé lo que hasta la fecha ha sido uno de los eventos más exitosos de mi carrera en Alianza Francesa cuando tenía su sede en el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala. Salimos en los diarios de todo el mundo aunque lo importante era que los guatemaltecos “aceptaran” a Rigoberta y lo logramos al hacer un evento en el que yo la entrevisté sobre cualquier cosa menos política. La india le encantó a la gente y los intelectuales de todas las tendencias la aceptaron. Obviamente el rechazo de la masa es por el racismo o el sexismo imperante en nuestro medio. Los pecados de Rigoberta eran ser mujer y ser indígena. Y esos aún no se le han perdonado.

Si a alguien hizo feliz el otorgamiento del Nobel a la Menchú fue a mí. Primero por ser guatemalteca y segundo porque sus “pecados” eran el mejor símbolo, en la celebración del V Centenario de América, del verdadero padecimiento de las grandes mayorías en Guatemala. Cuando Rigoberta acusó a mi abuelo yo pude haber hecho mucho a favor de él pero decidí no inmiscuirme porque en la mentalidad castrense está que nadie, menos alguien como yo, sabía nada de nada. El no lo hubiera aceptado. Y si le doy un capítulo aparte a la Menchú en medio de las faunas y otras cosas es porque la gran contradicción de mi vida ha sido ideológica. Me declaro centro izquierda y toda mi familia es ultraderecha. Pero con no mencionarlos, el único elemento con el que podría enemistarme con mi padre, por ejemplo, se disipa. Pese a ellos, mi padre que ha leído lo que he escrito sabe que pienso diferente y aunque no sabemos si toleraríamos un enfrentamiento verbal preferimos no mencionar nuestros asuntos mutuos en esta materia. Y eso es importante para iniciar una democracia. Para un verdadero embajador de la Paz lo mejor es vivir la Paz.

Tras ayudar a Rigoberta hice una obra de teatro en base a la tortura de su madre. “Mamá Ceiba o lo que no tiene nombre”, teatro arena que fue muy difícil evitarle la connotación política extra escénica pero lo logré. Recuerdo que hasta querían llegar frente a mi Academia de Teatro donde la presenté a manifestar con pancartas y alaridos propios de los políticos. Ahora que estoy seguro que Rigoberta y su equipo no son ningunos “santos” no me arrepiento de lo que hice porque ello dio pié a otras cosas que para mí son más importantes. Y una de ellas es ver cómo, tras una farsa bien montada, si se puede hacer nacer la conciencia. Si por algo lucho es en contra de todo tipo de discriminación. Por ello, adverso completamente contra los fanatismos religiosos, el racismo y la discriminación de las minorías como lo sería la comunidad gay, entre otras. Que por cierto los peores comentarios respecto a mi sexualidad han salido de mi propia familia como lo es el caso de mi abuela materna, especialista en echar veneno y sembrar cizaña.

Sin tapujos he defendido la libertad que cada quien tiene de ser quien es o como se le dé la gana ser. Y en eso mucho tiene que ver a quien le damos lo que tenemos adelante o detrás de las piernas… Los pecados de Rigoberta siguen siendo el símbolo de todo aquel que sufre por razón de haber nacido como tal vez hubiera preferido no nacer. Como verá quien ha leído hasta aquí, mi embajaduría cultural trasciende lo político.

Hay videos, fotografías y muchos documentos alrededor del mundo que lo atestiguan mi apoyo a Rigoberta. Luis domingo Valladares ha puesto a mi disposición lo que tiene guardado el archivo de Cuestión de Minutos. El consideraba una salvajada de la Rigoberta lo que le hacía a mi abuelo y quiso se utilizara cuando éste estaba preso. Pero me opuse porque si en el evento que hice a favor de ella no se habló para nada de política y mi abuelo estuvo out yo tenía que estarlo en lo que a él le sucedía fuera justo o no…y me inclino más a que era injusto porque ya se habían firmado los Acuerdos de Paz y el Presidente Alvaro Arzú en su gestión pidió perdón por los dos bandos.

Sonaba el asunto más a venganza o estrategia para adquirir fondos. En esto también tuvo mucho que ver las intrigas familiares en mi contra que más que dañarme a mí no lo favorecieron a él. Y es que lo más importante para mí es lo humano. Tanto en él como en ella. Por ello, en el evento promocional todo fue conocer el lado humano de “Una chaparrita llamara Rigoberta”, nombre que también le puse a un artículo que entonces publiqué en Gráfico basado en aquella entrevista pública. Por ello, en la actualidad tampoco me arrepiento de haber apoyado a la Menchú. Para nada. Error u horror no importa. Lo importante es que yo no lo considero así.

Entonces podríamos decir que todo lo concerniente a la paz lo llevo en la Génesis de lo que soy. Muchos recuerdan dicho nombre como algo que les ayudó muchísimo, que los promovió, como un grato y dulce recuerdo. Son pocos los que me lo reprocha.

Y no se crea que estoy en contra del cambio de la rosa en el palacio. No. su génesis es importante conservarla. El asunto es que ha degenerado en que hasta un borracho como José José la ponga. Por favor. ¿Qué tiene que ver él con el proceso de paz? Nadie dice que Guatemala no lo honre. Pero para eso están las llaves de la Ciudad… o si no hay preseas oficiales, se inventan comprando una medallita o algo así…Habría que analizar qué es lo que está pasando… porque así hemos desviado el camino y aunque por allí se piense que es a favor de los izquierda yo diría que ni siquiera ellos salen ganando con esto… al contrario… todo pareciera va a favor –o en contra mejor dicho- del sentido común… Lo que quiero decir es que no es el acto en sí el problema si no hay que reevaluar sus objetivos ya que en la Mesa de Diálogos concluimos que es necesario se reivindique a las víctimas y no se olvide lo que pasó y ese cambio de rosa es una buena forma de lograrlo.

Por otra parte es interesante como alguna gente –que son los menos y contadas con los dedos de las manos que conste- alienada y enajenada, en envidiosas dirían algunos amigos, me preguntan que embajador de qué putas soy. Me lo dijo en sus histerias una ex pareja y un detractor de una Red de Intelectuales aludiendo que en ningún país había estado yo representando a ningún gobierno. Claro que se trataba de un guanaco al que se le sacaban sus trapitos al sol al haber estafado modelos internacionales a los que le cobró la participación en un evento que nunca llevó a cabo…

Debiéramos divulgar más lo que esto significa. Al serlo yo a nivel mesoamericano es porque también he promovido el arte como elemento de paz en los Festivales que he organizado llamados Encuentros Mesoamericanos entre Guatemala, Honduras. Nicaragua y El Salvador y mis viajes hechos a dichos países para hermanarnos y en los que me apoyan en cualquier lado menos en Guatemala.

Parte esencial de todo esto es mi adentramiento en la Cosmovisión Maya que para mí es esencial en mi vida. Fue precisamente ésta la que se quiso eliminar y extirpar desde los primeros días de la conquista… en el Conflicto Armado fue parte de la política de tierra arrasada y vemos con el impulso de los nuevos estudios científicos (como lo marcan las conclusiones de la IV Convención de Arqueología realizada en Antigua Guatemala) que dicha Cosmovisión es lo más original que hemos tenido. Y quizá sea lo que nos haga llegar definitivamente a la verdadera paz. A cambiar las actitudes individuales que conservan hostilidades antidemocráticas tal y como las he sufrido en el mundo del teatro.

Desde niños a mi hermana de padre y madre, Patricia, y a mí nos inculcaron el gusto por las Bellas Artes a tal grado que ella se tornó en Maestra de danza y de Párvulos y yo me volví escritor, promotor y creador de teatro. Lamentablemente, el haberme involucrado en este mundo me tornó un ser desconfiado que necesitaba protegerse de los demás debido al tipo de ataque constante que sufren quienes nos dedicamos al arte. Pero el peor de los ataques no es el de la sociedad misma sino el de los mismos compañeros que hacen de la artística lo que yo llamo “la fauna más complicada de todas”. Incluso, peor que la de los periodistas que son más gentes, más humanos, menos envidiosos y menos promotores de injusticias.

La “fauna más complicada de todas” es miope, egoísta, inconforme, cruel y, sobretodo, es ignorante. Tan ignorante que para ellos no hubo guerra interna en el país. Los indígenas no tienen derecho a tener derecho. Y toda la historia empezó justamente cuando ellos empezaron a hacer arte. De hecho, ellos son la historia. Ellos son el arte. Lo demás, es silencio. No existe. No tiene derecho a existir. Fue así como viví miope y sólo viendo un lado del conflicto armado interno. Para mí tampoco pasaba nada pese a que por ser descendiente de un general estuve a punto de ser secuestrado dos veces con la consigna del gran señor a mi padre de que cuidara a sus hijos porque él no iba a hacer nada por nosotros. Cuando entré en conciencia de lo que realmente pasaba, tuve una gran ventaja (otra característica mía: es sacar siempre lo positivo de lo negativo): Me di cuenta que estuve entre los dos bandos y los conocía realmente tal cual eran.

Amigos queridos me han recomendado que Cruz Roja Internacional puede ayudarme en esta labor y aun medito si es o no una buena opción para mi trabajo. Qué más quisiera que tener más recursos y extender la obra silenciosa que es el verdadero trabajo por la paz.

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