miércoles, 10 de abril de 2013

Bicentenario de Verdi


Tengo una razón personal y otra académica para haber querido desarrollar este tema del gran personaje Giuseppe Verdi.  Primero que nada, a nivel personal podríamos decir que crecí escuchando su música. Cuando mi abuelo padrino y mi abuela materna regresaron de Estados Unidos, trajeron consigo varios discos de acetato conteniendo música clásica. Uno de ellos, de Oberturas de Grandes Operas entre las que figuraba la de La Traviata, mi favorita. También trajeron tres operas completas, en sus respectivos estuches, grabados en vivo en el Metropolitan Opera House donde ellos pudieron presenciarlas. Dos de ellas, de Verdi, Aída y La Traviata. El primer disco de esta última donde se podía escuchar desde La Obertura hasta el Coro en Casa de Violeta (la fiesta) pasando por la famosísima aria “Siempre Libre” de este personaje, se convirtió en mi “disco de cabecera”. Ahora los conservo como un recuerdo de mi infancia y de mis queridos abuelos, siendo parte de mi patrimonio personal.

A nivel académico es obvio el tema debido a que estamos en su bicentenario, trabajo en la Radio de Guatemala donde Verdi es uno de los protagonistas favoritos y, como si esto fuera poco, se discute si fue o no rosacruz. Sea como sea es un personaje de altos quilates como para dejarlo pasar desapercibido, sobre todo cuando uno ostenta el flamante título de “Encargado de Cultural” de otro no menos flamante titulo de lugar, “Centro Cultural Rosacruz”.

Como gente de Teatro, entiendo a la Opera como máxima expresión de esta Bella Arte. Aprendí al estudiar teatro con uno de los maestros más connotados sobre el tema, Alfredo Porras Smith lo que significan las entradas de los personajes, los apartes, etc. que en lenguaje musical enfatizan la creación de personaje cuando uno es director escénico. Desde entonces aprendí que de ninguna manera, la Opera es la suma de todas las artes como se entendía en el siglo XIX sino la más alta, sublime y exquisita expresión teatral que no hubiese sobrevivido si no hubiese sido por los aportes de Verdi que, a falta de cine, logró influir en las masas por ser “la acción dramática” su factor esencial (como lo es en todo teatro y sus derivados como lo son el cine y la actuación en TV). Un hecho que se quiso imitar años después con los infructuosos intentos del teatro marxista que si bien es cierto elaboró toda una teoría y su respectiva parafernalia no resultó del todo siendo más efectivos sencillos esfuerzos como los de Federico García Lorca en su famoso carretón que logró infundir en el pueblo español decisivos ánimos en la actitud revolucionaria tan buscada para lograr los cambios que hicieron que España se convirtiera en la nación que es ahora.

Verdi tiene un atractivo especial para las masas que bien puede ser estudiado por los teóricos actuales de la Comunicación Social. Y dicho atractivo lo ejerce a través de la Opera, lo cual es una paradoja en un mundo que parece no sólo no entenderla sino despreciarla y burlarse de ella. Es así como Verdi, aun ejerce una influencia subliminal y subyugante en las masas aunque esta no escucha una Opera suya completa sino apenas fragmentos. Fue así cómo cuando el productor Ernesto Alonso, en la Empresa Televisa puso la Obertura de “La Traviata” en su telenovela “Bodas de Odio” el éxito estuvo más que asegurado. Lo mismo sucedió cuando el Grupo Magneto popularizó en las juventudes actuales una de las áreas de la Opera “Nabuco”. 

Como Verdi nace el 10 de octubre de 1813, en todo el mundo donde se le aprecia hay programaciones especiales para todo el año. La conmemoración rebasa el escenario de Italia, donde a los teatros de La Scala en Milán, Argentina y Apollo en Roma, La Pérgola en Florencia, La Fenice en Venecia, San Carlo en Nápoles, Grande en Trieste y Nuovo en Rímini, se han sumado con espectáculos en su programación La Ópera de París, el Imperial de San Petersburgo y el Her Majesty de Londres. A ello hay que sumar la amplia actividad de todo tipo hasta octubre, culminación del año verdiano.

En Madrid, el Instituto de Cultura Italiana ha previsto varios conciertos gratuitos; algunos de ellos con Roberto Scandiuzzi, reconocido por sus papeles de bajo en óperas como «Don Carlo» y «Simon Boccanegra», y un curso monográfico impartido por el profesor Gabriel Menéndez Torrellas

En la capital de México, la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes realiza el concierto "Viva Verdi! Jubileo a 200 años de su nacimiento, 1813-1901" en el Palacio de Bellas Artes. El programa incluye, entre otras, las piezas: obertura de "Luisa Miller (1849)" y "Gli arredi festivi...", de Nabucco (1842); "Noi siamo zingarelle... Di Madride noi siam mattadori..." y "Si ridesta in ciel l'aurora...", de La Traviata (1853).

El tenor mexicano Rolando Villazón (1972) dedica su último trabajo a conmemorar el 200 aniversario del nacimiento de Giuseppe Verdi (1813-1901) con una selección "personal" de arias y canciones del compositor italiano. Se trata, asegura su discográfica, Deutsche Grammophon, "de un viaje personal de exploración al mundo oculto de las pasiones de Verdi por parte de un tenor apasionado".

En Guatemala se preparan dos conciertos. Uno a cargo del Instituto Italiano de Cultura, entidad que también ha programado por lo menos dos proyecciones de videos de sus operas al mes. El otro concierto es un esfuerzo de los artistas más importantes de la ópera en el país.

 

 Bicentenario de su nacimiento



Giuseppe Fortunino Francesco Verdi nace el 10 de octubre de 1813 en Le Roncole, Busseto (Ducado de Parma) Francia, hijo de Carlo Giuseppe Verdi y Luigia Uttini . Le Roncole era entonces parte del ducado de Parma (que a su vez formaba parte de Francia). Allí recibió sus primeras lecciones de música. Continúa sus estudios en Busseto, bajo la tutela de Ferdinando Provesi. Se convierte pronto en el organista de la iglesia de su pueblo. Intenta entrar en el conservatorio de la ciudad de Milán pero no lo consigue.

Vive un período muy difícil con la muerte de su primera esposa y su hija, que contrasta con la creación de sus óperas más populares y queridas, Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore. Muchos consideran que la madurez del compositor se percibe en las obras que siguen a este período; por ejemplo, Don Carlos, que fue compuesta para la Gran Ópera de París; Aida, compuesta para la Ópera del Cairo; Otello y Falstaff, con libreto de Arrigo Boito basado en Shakespeare. Algunas de estas obras no son bien recibidas por el público o los críticos, que las calificaron de demasiado wagnerianas, crítica que el autor siempre rechaza.

En sus últimos años, Verdi compuso algunas obras no operísticas. A pesar de no ser particularmente religioso, compuso obras litúrgicas, como la misa de Réquiem (1874) y el Te Deum. También compuso el Himno de las naciones, que incluye las melodías de los himnos italiano, francés, inglés y norteamericano, sobre texto del poeta Arrigo Boito (1862) y un cuarteto para cuerdas en mi menor (1873). Falleció en Milán, el 27 de enero de 1901 (87 años) debido a un derrame cerebral. Dejó su fortuna para el establecimiento de una casa de reposo para músicos jubilados que llevaría su nombre: «Casa Verdi», en Milán, donde está enterrado. Su entierro suscitó gran conmoción popular y al paso del cortejo fúnebre el público entonó espontáneamente el coro de los esclavos de Nabucco ("Va pensiero sull'ali dorate").


 Su Importancia


Giuseppe Verdi fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, el más notable e influyente compositor de ópera italiana y puente entre el belcanto de Rossini, Donizetti y Bellini y la corriente del verismo y Puccini. Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore y las obras maestras de la madurez como Aida, Don Carlo, Otello y Falstaff.

Se puede decir que sus primeros éxitos están relacionados con la situación política que se vivía en Italia. Aparte de su calidad artística, sus óperas servían además para exaltar el carácter nacionalista del pueblo italiano. Quizás el Va pensiero (coro de los esclavos de la ópera Nabucco) es uno de los coros más conocidos de Italia por esta razón. De esta forma, Verdi triunfa en Milán.

Gracias a los éxitos conseguidos, Verdi puede apostar por un estilo más personal en sus óperas y presionar a libretistas y empresarios para que arriesguen y experimenten un poco más. Es notable, en este sentido, la forma en que se engendró la ópera Macbeth, con unos arduos, e incluso despóticos, ensayos para lograr que el texto fuera más hablado que cantado. Verdi consigue su cometido y el éxito de estas óperas es también notorio.

 
Con Wagner, ¿enemigo o balance?


Nacidos en 1813 con unos meses de diferencia, el alemán Richadr Wagner (Leipzig, 22 de mayo) son probablemente los más grandes compositores de ópera de todos los tiempos. Aunque pertenecientes a mundos y lenguas distintas, sus vidas transcurren paralelas. Ambos bebieron del Romanticismo y ambos representaron dos culturas poderosas, aunque partiendo de un origen distinto. La italiana tenía sus raíces en las tradiciones de Roma, la Iglesia católica y el Renacimiento. En lo que concierne a la ópera, el entretenimiento musical más popular, el naciente Estado buscó la perfección. Verdi supo verlo.

En muchos sentidos Italia y Alemania tuvieron experiencias paralelas nacionales durante el siglo XIX, y cada compositor está estrechamente asociado con la vida política y cultural de su país. Verdi en las revoluciones regresó de París a Milán convertido en un héroe nacional. El segundo, a causa de su panfleto radical, tuvo que huir a Sajonia como un paria. Aunque nunca se reunieron, existía una rivalidad entre ellos. Wagner despreciaba la ópera contemporánea, sobre todo si se trataba de un éxito comercial, como ocurría frecuentemente con Verdi. Incluso se burlaba de ella. El compositor italiano emitió señales contradictorias. Por un lado, elogió Tristán e Isolda "como una de las grandes creaciones del espíritu humano". Por otro, comentó de la vida de su antagonista alemán que en ella había mucho mal de raíz.

Verdi comenzó a mostrar su talento musical cuando era niño y recibió una educación musical sólida. Por el contrario, Wagner no demostró interés en la música hasta la adolescencia. Luego supo avanzar, sin embargo, a una velocidad vertiginosa y en gran medida de forma autodidacta. Uno de los rasgos de identidad del carácter de Verdi fue su tolerancia. Wagner era famoso por ser intolerante.

 

Operas compuestas por Giuseppe Verdi

Detallándose lugar, fecha del estreno y autor del libreto:

1.         Oberto, Conde de San Bonifacio (Teatro La Scala de Milán, 17 de noviembre de 1839) — Drama en dos actos de Temistocle Solera.

2.         Un giorno di regno (Un día de reino) (Teatro La Scala de Milán, 5 de septiembre de 1840) — Melodrama jocoso en dos actos de Felice Romani.

3.         Nabucco (Teatro La Scala de Milán, 9 de marzo de 1842) — Drama lírico en cuatro partes de Temistocle Solera.

4.         I Lombardi alla prima crociata (Los lombardos) (Teatro La Scala de Milán, 11 de febrero de 1843) — Drama lírico en cuatro actos de Temistocle Solera.

5.         Ernani (Teatro La Fenice de Venecia, 9 de marzo de 1844) — Drama lírico en cuatro actos de Francesco Maria Piave.

6.         I due Foscari (Teatro Argentina de Roma, 3 de noviembre de 1844) — Tragedia lírica en tres actos de Francesco Maria Piave.

7.         Giovanna d'Arco (Teatro La Scala de Milán, 15 de febrero de 1845) — Drama lírico en un prólogo y tres actos de Temistocle Solera.

8.         Alzira (Teatro San Carlo de Nápoles, 12 de agosto de 1845) — Tragedia lírica en un prólogo y dos actos de Salvatore Cammarano.

9.         Attila (Teatro La Fenice de Venezia, 17 de marzo de 1846) — Drama lírico en un prólogo y tres actos de Temistocle Solera.

10.       Macbeth (Teatro La Pergola, 14 de marzo de 1847) — Melodrama en cuatro partes de Francesco Maria Piave.

11.       I masnadieri (Teatro Her Majesty de Londres, 22 de julio de 1847) — Melodrama trágico en cuatro partes de Andrea Maffei.

12.       Jérusalem (Ópera de París, 26 de noviembre de 1847) — Ópera, en cuatro actos, con libreto de A. Royer y G. Vaëz, de un libro de Solera de 1843.

13.       Il corsaro (El corsario) (Teatro Grande de Trieste, 25 de octubre de 1848) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave.

14.       La battaglia di Legnano (Teatro Argentina de Roma, 27 de enero de 1849) — Tragedia lírica en cuatro actos de Salvatore Cammarano.

15.       Luisa Miller (Teatro San Carlo de Nápoles, 8 de diciembre de 1849) — Melodrama trágico en tres actos de Salvatore Cammarano.

16.       Stiffelio (Teatro Grande de Trieste, 16 de noviembre de 1850) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave.

17.       Rigoletto (Teatro La Fenice de Venecia, 11 de marzo de 1851) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave.

18.       Il trovatore (El trovador) (Teatro Apollo de Roma, 19 de enero de 1853) Drama en cuatro partes de Salvatore Cammarano y completado por Leone Emanuele Bardare sobre libreto del español Antonio García Gutiérrez.

19.       La Traviata (Teatro La Fenice de Venecia, 6 de marzo de 1853) — Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave.

20.       I vespri siciliani (Las vísperas sicilianas) (Ópera de París, 13 de junio de 1855) — Drama en cinco actos de Eugène Scribe y Charles Duveyrier.

21.       Simón Boccanegra (Teatro La Fenice de Venecia, 12 de marzo de 1857) — Melodrama en un prólogo y tres actos de Francesco Maria Piave, basado en una pieza teatral homónima de Antonio García Gutiérrez.

22.       Aroldo (revisión Stiffelio) (Teatro Nuovo de Rimini, 16 de agosto de 1857) — Melodrama en cuatro actos de Francesco Maria Piave.

23.       Un ballo in maschera (Un baile de máscaras) (Teatro Apollo de Roma, 17 de febrero de 1859) — Melodrama en tres actos de Antonio Somma.

24.       La forza del destino (La fuerza del destino) (Teatro Imperial de San Petersburgo, 10 de noviembre de 1862) — Ópera en cuatro actos de Francesco Maria Piave.

25.       Don Carlos (Ópera de París, 11 de marzo de 1867) — Ópera en cinco actos de Joseph Méry y Camille Du Locle.

26.       Aida (Teatro de la Ópera del Cairo, 24 de diciembre de 1871) — Ópera en cuatro actos de Antonio Ghislanzoni.

27.       Otello (Teatro La Scala de Milán, 5 de febrero de 1887) — Drama lírico en cuatro actos de Arrigo Boito.

28.       Falstaff (Teatro La Scala de Milán, 9 de febrero de 1893) — Comedia lírica en tres actos de Arrigo Boito.

Tres de las óperas que compuso Giuseppe Verdi están basadas en obras de Shakespeare, en concreto Macbeth, Otello y Falstaff.


Principales obras no operísticas de Giuseppe Verdi

1.         Misa de réquiem (1874)

2.         Messa per Rossini (1869) (estrenada en Stuttgart en 1988) (compuesta con otros compositores)

3.         Inno delle Nazioni (Himno de las naciones) (1862)

4.         Quattro Pezzi Sacri (primera audición el 7 de abril de 1898), una de sus obras tardías;

5.         Cuarteto de Cuerdas en mi menor (1873)

6.         Te Deum para coro y orquesta

7.         Suoni la tromba (1848) himno patriótico con letra de Giuseppe Mameli.

8.         Ave María (1880) para soprano y cuerdas

9.         Canciones: Sei Romanze (1838)

a.         Non t'accostar all'urna (Jacopo Vittorelli)

b.         More, Elisa, lo stanco poeta (Tommaso Bianchi)

c.         In solitaria stanza (Jacopo Vittorelli)

d.         Nell'orror di note oscura (Carlo Angiolini)

e.         Perduta ho la pace

f.         Deh, pietoso, o addolorata (Luigi Balestra)

10.       L'esule (1839) (Temistocle Solera)

11.       La seduzione (1839) (Luigi Balestra)

12.       Guarda che bianca luna: notturno (1839) (Jacopo Vittorelli)

13.       Album di Sei Romanze (1845)

a.         Il tramonto (Andrea Maffei)

b.         La zingara (S. Manfredo Maggioni)

c.         Ad una stella (Maffei)

d.         Lo Spazzacamino (Felice Romani)

e.         Il Mistero (Felice Romani)

f.         Brindisi (Maffei)

14.       Il poveretto (1847) (Maggioni)

15.       L'Abandonée (1849) (Escudier?)

16.       Stornello (1869) (anon.)

17.       Pietà Signor (1894) (Verdi y Boito)

 
Obras pérdidas: Verdi escribió gran cantidad de obras para la orquesta aficionada de Busseto. Pero ninguna de ellas se conserva, ya que él mismo las destruyó.

 
En clave rosacruz


Hay cosas interesantes en la vida de Verdi. Una de ellas es que dicho apellido evoca a Víctor Manuel de Italia, una de las razones de su popularidad de su apellido. La otra es que un asteroide descubierto en los años 89 lleva su nombre. Pero lo más interesante sin duda es el reconocimiento que le da la Musicoterapia a algunas de sus creaciones. Es así como “La Marcha Triunfal de Aida” está reconocida como energizante y sirve para tratar flebitis; “La Forza del destino” mueve a la acción física. Específicamente “La Obertura de La Traviata” sirve para el tratamiento de Ciática; toda “Aida” es para el hígado; la sangre y aparato circulatorio; “La Obertura del Tercer acto de La Traviata” para la impotencia y el reumatismo.

Hay algo inseparable en la naturaleza del artista y del Arte mismo. Todo lo que realiza es producto de la inspiración que le viene del Cósmico. Es un receptor de éstas y luego las transmite.  En otras oportunidades ya me he referido al estudio “La Música de las Esferas” del Dr. Carlos Seijas, quien nos dice que “… un músico animado de un poder espiritual, un maestro espiritual, podrá obtener un efecto con prácticamente cualquier instrumento. … la inspiración significaría estar en otro estado, trascenderlo todo. Cuando se llega a ese estado de inspiración, se entra de golpe en la significación de una pequeña frase melódica. Ella habla y se siente que está viva de una manera diferente a la habitual. Entonces uno entra en sí mismo y esa frase nos lleva hacia otra y se siente la posibilidad de desarrollar algo nuevo. Llega un momento, con ciertos instrumentos en particular, en que el ejecutante siente que no es él quien está produciendo la música, ella actúa por sí sola. Muy a menudo es la mano la que piensa, ella lo hace. Cuando el músico constata esto, se vivencia a sí mismo como si fuera un lugar de tránsito de energía. Es una sensación indescriptible y que llena de dicha. Se pueden producir cosas increíbles. … Existen numerosas maneras de estar inspirado, pero la condición es una sola: eclipsarse. Lo que es catastrófico es cuando un músico tradicional toca desde su ego”.

Al hablarnos del poder de la Música, Seijas dice que hay muchas respuestas que dicen cuál puede ser éste para terminar dándonos una pauta, una clave que está en el hombre mismo, en el creador, en el artista: “Una respuesta que pudiera ser más satisfactoria se perfila al abordar el tema del poder interior del ejecutante… Para transmitir un influjo, el ejecutante debe tener él mismo un cierto poder que viene de la calidad de su concentración, de su meditación. … es uno de los ejes fundamentales. Se ve raramente un músico que llegue a fascinar a la gente sin tener en sí mismo esta especie de fuerza interior. Por lo demás, esto es lo que constituye el beneficio de una tradición: se es iniciado a una cierta forma de espiritualidad a través de la música. Todo marcha junto… Por otra parte, la forma de la música misma hace que ella sea capaz de transmitir un poder o no. Si alguien trabaja sobre bases musicales que no corresponden de ninguna manera a las leyes de la naturaleza, como se observa a menudo en occidente hoy día, su espiritualidad no se puede expresar tan bien como la de un Bach por ejemplo….”. Verdi lo hizo. Fue el ejecutante necesario en su tiempo y espacio para realizar la hazaña a través de la ópera: La transformación de la Historia misma.

Todo artista desde La Dimensión Esotérica tiene tres disciplinas: la de las manos, la de la cabeza y la del corazón. Las tres son en realidad, una. Son él mismo Cuando Seijas aplica esto a la Música nos dice: “Las manos - una extensión del cuerpo total - la cabeza y el corazón pueden ser vistos como los elementos de operación, de acción, en la vida musical, y también como el asiento para la introspección o formas de experimentación de los diferentes mundos de la música: música como una cualidad, música como esquemas desplegados, y música como un evento fenomenológico. …El grado en el cual ocupamos su potencial es el grado que experimentamos plenamente o no, todo lo que es posible en nuestra vida musical. … la posibilidad que sea una puerta abierta al mundo de las cualidades, y entonces buscar el significado de una pieza musical. … El acceso a un mundo más sutil está más próximo a nosotros que el aire que respiramos. Es sorprendente, pero es una puerta que me lleva hacia mí mismo…”. No cabe duda que Verdi lo logró con maestría.

El artista en La Dimensión Esotérica del Arte sabe que al proyectar la creatividad del Cósmico, caminos como el trazado por AMORC, es la mejor guía para no perderse. Y entendiéndose lo Clásico como lo perfecto, vemos perfección en la Música Clásica, la cual desgraciadamente no está en todos los niveles de evolución y se recomienda aplicarla en los períodos de Meditación. Mis entradas al Sanctum van precedidas generalmente por “El Requisen de Mozart”. Es lo más elevado de lo elevado. Pero cuando quiero lo hago con la Obertura de “La Traviata”, aunque algunos meditadores expertos se escandalizan. Pero como les digo, “esto es válido en el planeta Chupina, el mío”, aunque no sea válido en los de los demás.

VIDEOS:
ENTRADA DE TELENOVELA BODAS DE ODIO CON OBERTURA DE "LA TRAVIATA"



MAGNETO Y KAIRO INTERPRETAN "TU LIBERTAD" EN MEXICO

EL SEPELIO DE VERDI

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