La Asociación de Veteranos Militares, AVEMILGUA, ha editado el libro
“Guatemala Bajo Asedio, lo que nunca se ha contado”, el cual recomiendo de
primera mano a los amantes de la historia debido a que lejos de lo que nos
tienen acostumbrados los historiadores con textos aburridos y mal redactados
(sobre todo los semanasanteros) combina la historiografía con el Periodismo, lo
cual hace mantener la lectura de principio a fin como se elaboran actualmente
los libros científicos a nivel internacional. Y sobretodo los que aclaran la
realidad, como sucede con este donde el Ejercito “el callado del post conflicto
armado” rompe su hermetismo para decir las cosas desde su óptica y perspectiva,
lo cual realmente hacía falta porque en una guerra por lo menos hay dos y solo
hemos tenido la versión de la izquierda, la cual, respetable o no, es apenas
una cara de la moneda.
Lo anterior es un “cae de su peso” cuando leemos en la solapa del libro que
este “se adentra en un periodo de la historia nacional reciente: los años del
conflicto que asoló nuestro país…”. La historia desde cualquier perspectiva es
importante rescatarla porque al fin de cuentas, producto de la misma son las
sociedades que la han vivido. Pero nos guste o no El Ejército en nuestra
historia ha sido una herramienta para que los jóvenes piensen que Guatemala es
más que un terreno resguardado valores como la disciplina, lealtad, honestidad,
integridad, amor patrio, etc. enmarcados todos en eso que asustan tanto a los
neófitos y detractores sin fundamento y que se denomina “disciplina militar”.
El Ejército de Guatemala es una de las dos instituciones más confiables
ante los ojos de la población (la otra, la Iglesia). Es, sin duda, por ser
semillero de valores que, a través de la disciplina, se les inculca a sus
miembros desde el primer momento en que se incorporan a la Institución. Si la
gente no confiara en el mismo, no estuvieran las masas populares pidiéndolo
“para tener seguridad” ante la ola de violencia e inseguridad que vivimos
actualmente en Guatemala. El Respeto, uno de dichos valores, convierte a los
militares en verdaderos caballeros, atendiendo la acepción de lo que estos son
portadores: Virtudes y valores de altísimo calibre que ha idealizado el mundo
de la Literatura en figuras como Don Quijote o El Mío Cid. Está en el Código de
Honor que guía la relación que debe tener todo miembro del Ejército con los
demás dentro y fuera de la entidad.
Si le echamos un vistazo a dicho Código, nos damos cuenta que la palabra
respetarse, pese a estar explicita únicamente en dos de sus mandatos, esta
presente en todas. Leamos:
- No tomaré de la población ni un grano de maíz ni haré daño a los cultivos por donde camine.
- Respetaré a las mujeres del área y seré cortes demostrando especial cariño y amabilidad por los ancianos y niños.
- Pagaré el precio justo por lo que compre.
- Atenderé a los heridos y enfermos, sean amigos o enemigos.
- No hostigaré a los adversarios fuera de combate, los desarmare y entregare a mis superiores.
- Respetaré las costumbres y tradiciones de la población, así como a los cementerios, iglesias y centros educativos.
- Recibiré con amistad y cortesía a toda aquella persona que desee hablar conmigo. Saludare a todos los que encuentre en mi camino y no abusare de la hospitalidad que se me brinde.
- No aceptaré regalos ni honores de persona alguna.
- Protegeré los recursos naturales, para contribuir a la preservación del medio ambiente.
Mi experiencia es darme cuenta cómo el Ejército de Guatemala ha
evolucionado. No sólo se ha modernizado y adaptado a los tiempos sino que ha
mejorado cualitativamente en todo. La preparación en la actualidad es
importantísima para todos sus integrantes así como la promoción del desarrollo
humano. Atendiendo a esa evolución no es correcto echarle la culpa, de lo que
se pudo hacer en el pasado y mucho menos “mintiendo”, “envenenando la verdad”.
Por supuesto que en lo referente a los valores que son los mismos en todo
tiempo y espacio no ha cambiado. Uno de dichos valores, el Respeto. Ejemplo:
Cuando el Ejército actúa en cualquier operativo en pro de la población, la
forma respetuosa en que lo realiza es lo primero que se admira. Por ello, no es
raro que la población lo solicite y se sienta más segura con él.
Ese respeto se refleja de muchas formas. Pero parece que el uniforme es lo
que más lo identifica. Inspira y da confianza. Ahora que abordamos un bus, en
estos tiempos de crisis, y encontramos un miembro del Ejército adentro, subimos
menos estresados como cuando estamos ante un amigo, un aliado, un hermano que
lo único que quiere para nosotros es nuestra paz y bienestar. No cabe duda que
el Ejército de Guatemala promueve la paz y la resguarda. Construye Patria y
enseña a los demás cómo hacerlo.
En el libro que comento intervinieron en su elaboración, además de
AVEMILGUA:
- Karen Cancinos, editora
Chupin@ta: La editora se anota un hit en toda la morfología del libro. La
redacción, clara, concisa y sencilla es depurada en sus cuatro partes: Primera,
de 1960 a 1968. Segunda: De 1968 a 1972. Tercera: de 1972 a 1982. Cuarta: de
1982 a 1989. Daría la sensación que algo hace falta al concluir la lectura y
claro que si, el tiempo transcurrido desde 1989 a nuestros días, lo cual da
pauta a una Segunda (tengo entendido también una Tercera) parte. Queda uno
invitado y ansioso esperando lo que sigue…
- Quality Print, impresión
Chupin@ta: La impresión es de primera. Nos presenta un formato que hace
fácil la lectura y pone a las ilustraciones (fotos y gráficos) en su lugar. El
de los anexos. Muchos libros actuales, sobre todo los que quieren tener
carácter histórico, abusan de estas y ya pareciera el contenido un largo pie de
foto con el pretexto que estamos en una época más visual y de menos lectores.
- Jorge Ortega, promotor
Chupin@ta: Pues alguien tiene que dar la cara para promocionar el libro
“Guatemala Bajo Asedio, lo que nunca se ha contado”, y que mejor que uno de los
más ilustres responsables del cambio del Ejercito de Guatemala, el eminente
historiador, poliglota y militar, don Jorge Ortega Gaytan quien no solo lo hace
llegar a quien corresponde sino ha participado en varios foros, presentaciones
y discusiones al respecto dejando bien sentado, como el gran estratega y
relacionista público que es que “el libro aparece hasta ahora, la crítica más
común al mismo, porque la historia necesita tiempo, espacio y recursos para
escribirse de manera científica; es decir apegada a la verdad”. Lo interesante
ha sido es que Ortega en ninguna entrevista ha atacado a los contrarios,
presentándose siempre de manera imparcial, objetiva y, aunque fría casi
siempre, sin hacer retoricas de defensa y justificación, a lo cual dichos
contrarios no solo nos tienen acostumbrados sino hartos por la saturación
emotiva de su mensaje vertido desde que se firmaron los Acuerdos de Paz en
Guatemala.
La actitud de Ortega refleja la filosofía con que fue redactado este libro.
No cabe duda que fue bien pensado. Leemos en la solapa del libro “Guatemala
Bajo Asedio, lo que nunca se ha contado” que vale la pena mirar al pasado.
“Pero no para enquistarnos en él, sino para que nos enseñe. Permitamos que el
pasado nos dé la lección. Como que no debemos minarlo, hurgando en él no en
busca de la verdad, sino de ocasiones para denigrar a otros. Como que no hay
necesidad de ocultarlo, pero tampoco de distorsionarlo. Y como que a nadie
beneficia su tergiversación, pues envenena no solo el presente sino también un
futuro que no sabemos si presenciaremos, pero que ciertamente pertenecerá a
quienes aún son pequeños o no han nacido siquiera”.
No cabe duda que Asociación de Veteranos Militares, AVEMILGUA, está
integrada por verdaderos caballeros y patriotas. Su actitud, reflejada en lo
que yo he llamado en el párrafo anterior “la filosofía del libro “Guatemala
Bajo Asedio, lo que nunca se ha contado” nos muestra una actitud que creíamos
desaparecida en la historia remota de Guatemala, la de personas preocupadas por
legar a las generaciones futuras un mejor país, una Guatemala con oportunidades
para el desarrollo humano como lo vemos en la actitud histórica de personajes
como Francisco Marroquín, José Cecilio del valle, Miguel García Granados, Juan
José Arévalo por mencionar algunos de diferentes parcelas históricas. Individualmente
y en conjunto, pensaron en la humanidad en sí misma y que Guatemala es una
sección de ella, haciendo de la verdad su principal estandarte para hacer
llegar su legado a las generaciones futuras de siempre. AVEMILGA eso es lo que
quiere, “desenvenenar el presente… para desenvenenar el futuro…”. Utilizando la
misma terminología, el libro “Guatemala Bajo Asedio, lo que nunca se ha
contado” es el antídoto.
Al leer “Guatemala Bajo Asedio, lo que nunca se ha contado” no puedo dejar
de pensar una dama emblemática a quien sin querer, junto a otros ciudadanos y
ciudadanas igualmente notables, AVEMILGUA rinde homenaje con el libro “Guatemala Bajo Asedio, lo que nunca se ha
contado”. Se trata de Irina Polà, Villatoro admirada entre los intelectuales por
su sapiencia histórica y literaria y dedicación a las nuevas generaciones y a
la promoción del rescate de valores, causaba polémica por su entrega
incondicional al Ejército de Guatemala. Considerada en la actualidad “la Musa
del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala” por ser la inspiración y guía
de la juventud que la conoció y forjadora de toda una generación de creadores e
intelectuales.
Irina Polà. |
Irina decía que los soldados eran “sus chipilines” atendiendo el color
verde de su traje. Les escribía cartas que llegaban al frente de batalla
exhortándolos a no decaer en su “espíritu de vencedores”, slogan de entonces
que ella promovía. Iba seguido a Antigua Guatemala a traer a la Iglesia de San
Francisco, donde yacen los restos del Hermano Pedro, escapularios y rosarios
para enviarles a las tropas combatientes. Un día, después de uno de esos viajes
a Antigua, se sintió mal y murió de un infarto el 14 de Octubre de 1989. Irina
promovía proyectos culturales para subirles la moral a soldados y oficiales. A
estos últimos, impartía conferencias y para los primeros promovía videos,
presentaciones teatrales, programas de radio, radionovelas desde la Biblioteca
de la Brigada Guardia de Honor a donde fue invitada a estar todas las mañanas,
inicialmente ad honorem y luego a cambio de una simbólica cantidad, combinando
esta actividad matutina con su labor en la Biblioteca del Instituto
Guatemalteco de Cultura Hispánica donde laboraba en la tarde
Luego, Irina fue invitada a integrarse al staff de Canal 5. Al morir, el
Ejército de Guatemala entregó a sus hijos una condecoración póstuma por sus
altos méritos patrióticos. Convencida de que el Ejército tenía la razón, se
enfrentaba a intelectuales, fueran estos izquierdistas o no. Uno de sus logros
fue el programa de Radio La Voz de la Brigada Militar Guardia de Honor que se
producía y transmitía bajo su dirección en Radio Faro Cultural. Irina fue
admirada por sus conocimientos. Una de las materias que dominaba era la
Historia: Se apoyaba en ella para afirmar que el Ejército es una entidad
fundamental para mantener el orden social y cultural de cualquier Nación, razón
por la cual debilitarlo y destruirlo era uno de los principales objetivos de la
lucha que polarizaba el mundo, la cual pretendía imponer en el mundo un nuevo
sistema de valores sociales y culturales. Años después de la muerte de Irina,
es el mismo pueblo el que ha solicitado que el Ejército de Guatemala lo apoye
para mantener en paz y orden su sociedad y cultura. Si Irina estuviese viva
seria parte del staff editorial de Karen Cancinos en torno al libro “Guatemala
Bajo Asedio, lo que nunca se ha contado”.
Irina sabía que un soldado es un ser humano. Promovió siempre el respeto a
sus sentimientos, necesidades y familia, elementos que los hacen solidarios con
sus semejantes cuando lo necesitan. E Irina llamaba “chipilines” a los soldados
no sólo por su uniforme. En algo se parecen a esa planta, decía. Una de las
propiedades del chipilin es ayudar a promover el sueño y un soldado siempre
deja sus sueños para que en la comunidad los demás realicen el suyo en paz.
Construyen así Patria y nos enseñan a los demás como hacerlo.
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