La gran virtud de la Opera es que es un invento místico en Occidente para la transmisión de ideas profundas utilizando para lograr sus objetivos la voz humana. Recordemos que la música en si no es portadora de “magia” sino la voz misma por la “idea fuerza” que llevan las palabras que pronuncia. Es así como a lo largo de la historia se han creado operas iniciáticas siendo uno de los grandes autores de las mismas el alemán Richrad Wagner de cuya obra maestra “El Parcifal” nos ocuparemos en esta oportunidad. Primero ubicándola en su contexto histórico y dentro del panorama creativo de su autor y luego abordando a los autores que “develan” sus misterios para poder orientarnos en esta aventura. Pero, sobre todo, viéndola y dejándonos llevar por la magia propia de la opera.
La última ópera de Wagner
En 1871, Richard Wagner eligió el pequeño pueblo de Bayreuth como ubicación de su teatro de ópera, el cual ha continuado siendo la sede del Festival de Bayreuth desde entonces (salvo los paréntesis debidos a la Primera y Segunda Guerra Mundial). Con esta obra, Wagner ponía en práctica su concepto de «obra de arte total», en la que el drama, la música y las artes visuales se combinaban armónicamente.
La ópera “Parsifal” se estrena en el segundo festival. En esta época Wagner estaba gravemente enfermo, ya que había sufrido una serie de anginas de pecho cada vez más severas. Durante la decimosexta y última representación de “Parsifal” entró en secreto en el foso de la orquesta durante el tercer acto, tomó la batuta del director Hermann Levi y dirigió la representación hasta su final.
Después del Festival, la familia Wagner viajó a Venecia para pasar el invierno. El 13 de febrero de 1883, Wagner falleció a causa de una crisis cardíaca. Su cuerpo fue repatriado e inhumado en el jardín de Wahnfried, su villa en Bayreuth.
PARCIFAL Y LOS CABALLEROS DEL SANTO GRIAL
Las Operas de Wagner
El principal legado artístico de Wagner son sus obras operísticas. A diferencia de otros compositores de ópera, que generalmente dejaban la tarea de escribir un libreto (texto y lírica) a otros, Wagner escribió sus propios libretos, a los que se refería como «poemas». Además, desarrolló un estilo compositivo en el que el papel orquestal es igual que el de los cantantes. El papel dramático de la orquesta, en sus últimas óperas, incluye el uso de leitmotivs, temas musicales que pueden ser interpretados para anunciar a personajes específicos, localizaciones y elementos argumentales; su complejo entrelazamiento y evolución ilustran la progresión del drama.
Wagner desarrolló un nuevo concepto de ópera a menudo referido como «drama musical» en el que todos los elementos dramáticos y poéticos musicales se fusionan en la denominada obra de arte total.
Sus óperas se pueden dividir en tres periodos.
- Primer periodo (hasta 1842)
- Periodo medio (1843-1851)
- Último periodo (1851-1882)
Los últimos dramas de Wagner son considerados sus obras maestras. Su ópera final, “Parsifal” (1882), fue la única escrita especialmente para su Festival de Bayreuth y descrita en su partitura como “obra de festival para la consagración del escenario”, tiene una línea argumental sugerida por elementos de la leyenda del Santo Grial. Aunque también toma elementos de la renuncia budista inspirados en sus lecturas de Schopenhauer.
Wagner la describió su «última carta». Por el estallido de la Primera Guerra Mundial y el estreno simultáneo del “Parsifal” en todo el mundo culto es memorable el año 1914. Si Wagner no hubiese prohibido la escenificación del mismo fuera de Bayreuth, es incuestionable que el mundo la habría conocido antes. En Alemania, la protección legal de las obras concluye a los 30 años de la muerte de su autor. El primero de enero de 1914 se cumplieron esos 30 años para “Parsifal”. Fue presentado en todos los mejores teatros de Europa el primero de enero.
ANFORTAS INTERPRETADO POR JONAS KAUFMANN
“Parcifal” como ejemplo de la maestría de Wagner
Según Rogelio Villar “la partitura del «Parsifal» asombra, en general, por la grandeza y majestad, y por la inspiración y belleza de su traza, por la pureza de sus líneas, y por el colorido y matiz de su sabia y artística instrumentación, dulce y suave, grandiosa y solemne. Marca el término de la evolución iniciada en Tannhäuser y Lohengrin, en cuyas inspiradas obras se encuentran bosquejadas sus teorías sobre el drama lírico, llegando a sus últimos extremos en la bellísima partitura del «Parsifal». Hay en la partitura de éste fragmentos sinfónicos de una imponderable belleza, sonoridades deliciosas empastadas y fundidas con un arte tan nuevo, tan adecuado al medio en que se desarrolla la acción, al carácter del paisaje, imágenes poético-musicales tan expresivas, y verdaderos aciertos de interpretación de la «Leyenda del Santo Grial», que subyugan. Los trozos melódicos fragmentarios (leimotivs) que se oyen en el transcurso del drama en las diferentes situaciones son de gran potencia expresiva, y en relación con el carácter del poema, siempre subordinados al espíritu de la frase literaria”.
Según Samael Aun Weor “a todas luces resalta con entera claridad que Wagner fue un Gran Iniciado, un esoterista de fondo, un auténtico Iluminado... En el “Parsifal” existe Ciencia, Filosofía, Arte y Religión... Nuevo Doctor Fausto, parece haber escudriñado antiquísimas escrituras religiosas... En “Parsifal”, se encuentra el Evangelio de la Era Acuariana, la Síntesis, la primitiva Religión de la humanidad. Enjuiciando muy seriamente la brillante temática, podemos descubrir los Tres Grados Esotéricos clásicos: Aprendices, Compañeros y Maestros. El adolescente de la primera parte del drama, es el Aprendiz de la Masonería oculta... El Parsifal de la segunda parte, el Compañero. El héroe de la tercera parte, el Maestro. El muchacho de la primera parte del Drama ni siquiera ha despertado Consciencia; es tan sólo peregrino que viaja para sanar su adolorido corazón... El Parsifal de la segunda parte, es el asceta que baja conscientemente a los Infiernos; el místico que vence a la Tentación... El devoto de la tercera parte, es el Adepto vestido con el Traje de Bodas del Alma. El regreso triunfal al Templo del Grial es la principal característica del Parsifal de la tercera parte: El anacoreta vuelve al sacro recinto...”.
CON EL METROPOLITAN OPERA HOUSE
Fragmento de Libro Misterios de las Grandes Óperas, Cap. 7
PARSIFAL, DRAMA MISTICO MUSICAL DE WAGNER
Por Max Heindel
… tenemos tres artes que tratan de expresar lo bueno, lo verdadero y lo bello en estos tres atributos del Alma del Mundo: la escultura, la pintura y la música…de las tres artes es la música la que tiene el mayor poder sobre el hombre; porque mientras estemos en esta vida terrestre desterrados de nuestro hogar celeste, muchas veces lo hemos olvidado por completo en medio de nuestros afanes materiales, pero entonces viene la música como un perfume cargado de recuerdos inenarrables; como un eco del hogar que nos trae un recuerdo de aquel país olvidado donde todo es paz y alegría; y aunque rechacemos con desdén semejante ideas en nuestra mente material, el ego reconoce cada nota bendita como un mensaje de nuestro país natal que le llena de alegría.
Esta realización de la naturaleza de la música, es necesaria para la debida apreciación de una obra maestra tan grande como el Parsifal de Ricardo Wágner, donde la música y los caracteres están íntimamente ligados como en ninguna otra producción musical moderna. El drama de Wágner está basado en la leyenda de Parsifal, que tiene su origen envuelto en el misterio, en cuya sombra se ha desenvuelto la infancia de la raza humana…
… la escena de entrada de Parcifal está localizada en las tierras del Castillo de Mont-Salvat. Es un lugar de paz donde la vida toda es sagrada… Amanece, y apercibimos a Gurnemanz, el más viejo de los Caballeros del Grial, con dos jóvenes caballeros bajo un árbol. Acaban de despertar de su sueño y a lo lejos están viendo acercarse a Kundry... En Kundry vemos a una criatura de dos existencias, una como servidora del Grial... En la otra existencia ella es, contra su Voluntad, la esclava del mago Klingsor y es forzada por tentar y perturbar a los Caballeros del Grial, a los cuales ella quisiera servir... La transición que conduce de una existencia a la otra es ‘el sueño’, y ella se ve forzada a servir a aquel quien la encuentre y la despierte. Cuando Gurnemanz la encuentra es la sincera servidora del Grial, pero cuando Klingsor la evoca por su magia negra, él tiene derecho a hacerse servir por ella lo quiera o no.
En el primer acto, Kundry está vestida con una túnica de piel de serpiente, símbolo de la doctrina del renacimiento, porque lo mismo como la serpiente echa su piel, capa tras capa, exudándola de su cuerpo, también el ego, en su peregrinación evolucionaría, emana de sí mismo un cuerpo detrás del otro, echando fuera cada vehículo como la serpiente echa su piel, cuando se ha endurecido y cristalizado hasta el punto de perder su eficacia. Esta idea corre parejas con la enseñanza de la ley de Consecuencia, la cual nos trae el fruto de todo lo que hemos sembrado...
…Gurnemanz dice: “La noche en la cual nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, tomó la última cena con sus discípulos, bebió el vino en cierto cáliz que después fue empleado por José de Arimatea para recoger la sangre que manó de la herida del costado del Salvador. También guardó la lanza ensangrentada con la cual se habla hecho la herida, y llevó estas reliquias consigo a través de muchos peligros y persecuciones. Finalmente, ambos objetos los tomaron bajo su custodia los ángeles que los guardaron hasta que cierta noche apareció un mensajero místico, enviado por Dios, quien rogó a Titurel, el padre de Amfortas, que edificase un castillo para la recepción y para conservar en él con toda la seguridad de estas reliquias. Así fue construido el castillo de Mont-Salvat encima de una alta montaña, y las reliquias fueron colocadas allí bajo la guardia de Titurel y un grupo de caballeros santos y castos que él habla reunido a propósito. Este sitio se transformó en un centro desde donde salían poderosas influencias espirituales hacia el mundo. Pero en un valle de aquellos contornos, vivía un “caballero negro” que no era casto, pero que sin embargo deseaba hacerse Caballero del Grial, y para lograrlo se mutiló. Se privó a sí mismo de la posibilidad de satisfacer su pasión, pero la pasión quedaba intacta. El rey Titurel vio que su corazón estaba repleto de siniestros deseos, y le negó la admisión. Entonces Klingsor juró que si no podía servir él al Grial, el Grial habría de servirle a él. Construyó un castillo con un jardín mágico poblándolo de doncellas de belleza radiante, que esparcían un olor como las más fragantes flores, y era su misión interceptar el camino de los Caballeros del Grial que tenían que pasar delante del castillo cuando iban o volvían de Mont Salvat, y tenderles un lazo para hacerles olvidar sus juramentos y violar sus votos de castidad. De este modo caían prisioneros en manos de Klingsor y sólo unos cuantos permanecieron fieles defensores del Grial. Entre tanto Titurel había cedido el cargo de guardián del Grial a su hijo Amfortas y éste, viendo el mal causado por Klingsor, se decidió a ir a su encuentro para combatir con él. Y a este fin llevó consigo la lanza sagrada. El cauteloso Klingsor no fue personalmente al encuentro de Amfortas sino que evocó a Kundry y la transformó de criatura repugnante que era como servidora del Grial, en una mujer de belleza trascendental. Bajo el hechizo de Klingsor ella salió al encuentro y tentó a Amfortas, el cual se rindió y cayó en sus brazos, dejando escapar de sus manos la lanza sagrada. Entonces apareció Klingsor, cogió la lanza, hirió con ella al indefenso Amfortas y si no hubiera sido por los heroicos esfuerzos de Gurnemanz, se hubiese llevado prisionero a Amfortas. Pero Klingsor pudo quedarse con la lanza, sin embargo y el rey está inutilizado por el sufrimiento y sin que haya esperanzas de que la herida se cure. Los jóvenes caballeros se levantan ardiendo en deseos de venganza y juran que ellos se batirán con Klingsor y le vencerán y recuperarán la lanza. Gurnemanz mueve tristemente la cabeza y dice que esa acción es superior a sus fuerzas, reiterando la profecía que dice que la redención la llevará a cabo un “tonto puro, iluminado por la piedad”.
…uno de los cisnes del lago cruza la escena revoloteando y viene a caer muerto a los píes de Gurnemanz y de los escuderos que le acompañan quienes al ver esto quedan presos de viva agitación. Otros caballeros entran en escena acompañado a un alto y hermoso mancebo armado de arco y flechas… Gurnemanz le dice del sufrimiento del rey y de la parte que el cisne tomaba en la preparación del baño curativo. Al oír esto, Parsifal queda profundamente emocionado y rompe su arco.
El espíritu al resurgir e iluminarse ha sido representado simbólicamente en todas las religiones en forma de ave…El ave es, por consiguiente, una representación directa de la más alta influencia espiritual; y por este motivo los Caballeros tenían razón de lamentarse por su pérdida. La verdad tiene muchas facetas… desde el punto de vista material y literal, la Compasión nacida en Parsifal y el acto de romper su arco marcan un paso definitivo en la vida superior.
En esta historia tenemos una excelente imagen del alma que está escudriñando las realidades de la vida. Gamuret y Parsifal son distintas fases de la vida del alma. Gamuret es el hombre del mundo, pero a su debido tiempo se casa con “Herzleide”, aflicción del corazón, en otras palabras. Encuentra la pesadumbre en su camino y muere para el mundo, como hacemos todos los que hemos entrado en la vida superior… Mientras el hombre trata de acumular dinero o de pasar bien cierto rato, no tiene más sabiduría que la de este mundo: pero cuando toma el rumbo hacía las cosas del espíritu, aparece como un tonto ante la vista de los hombres. Olvida todo lo que se refiere a su vida pasada y deja sus penas atrás, como Parsifal dejó a Herzleide y se nos dice que ella murió cuando Parsifal no volvió a su lado. Así la pena muere cuando ha dado lugar al nacimiento del alma que aspira al cielo y huye del mundo; uno puede estar en el mundo para cumplir en él con su deber, pero no es de este mundo.
Los sentimientos y emociones no refrenados por el saber, son buenas fuentes de tentación. La misma inocencia y sencillez del alma, es necesario que estas tentaciones se presenten para hacernos ver nuestros puntos flacos. Si caemos, sufrimos lo mismo que Amfortas; pero el dolor desarrolla la conciencia y nos hace aborrecer al pecado. Nos fortifica contra las tentaciones… Por esta razón, Parsifal debe ser tentado.
En el segundo acto vemos a Klingsor despertando a Kundry, porque ha observado que Parsifal viene hacia su castillo, y le teme más que a todos los que han venido antes, porque es un tonto….y aunque ella suplica, protesta y se opone, es forzada a tentar a Parsifal y a este fin se le aparece como una mujer de belleza soberana, llamando a Parsifal por su nombre. Este nombre evoca en su pecho recuerdos de su niñez: el amor de su madre… Después le habla del otro amor que pueda ser una compensación para él, del amor del hombre para la mujer y finalmente ella pone en sus labios un beso ferviente, largo y apasionado. Kundry le tienta de nuevo:... Cuando finalmente Kundry tiene que darse por vencida se entrega a una explosión de cólera. Llama a Klingsor para que la ayude y éste aparece con la lanza sagrada que tira contra Parsifal. Pero a éste, siendo puro e inocente, nada puede herir y la lanza revolotea alrededor de su cabeza sin tocarle. El la coge, hace la señal de la cruz y el castillo de Klingsor con su jardín mágico cae destrozado.
En el tercer acto estamos en un día de Viernes Santo, muchos años después… Gurnemanz, entrando en escena con Kundry reconoce a Parsifal con la lanza sagrada, y con gran alegría le da la bienvenida, preguntándole de donde viene… La misma pregunta le había hecho con ocasión de la primera visita de Parsifal, y entonces éste le ha a contestado: “No lo sé”. Pero esta vez es otra cosa, porque Parsifal contesta: Vine después de haber buscado y sufrido. Lo primero significa uno da los vislumbres que el alma percibe de las realidades de la vida superior; pero lo segundo es la llegada consciente a un nivel superior de actividad espiritual de aquellos que se han desarrollado como conciencia de sus penas y sufrimientos, Parsifal cuenta luego que muchas veces ha sufrido embestidas de enemigos y hubiera podido escapar por el empleo de la lanza, pero que se abstuvo de hacerlo porque esta es Instrumento para curar y no para herir. La lanza es el poder espiritual que se comunica al corazón puro, pero debe sólo ser empleado para fines altruistas. La impureza y la pasión ocasionan su pérdida, como sucedió en el caso de Amfortas. Aunque el hombre que posee tal poder pueda ocasionalmente dar de comer a cinco mil personas hambrientas, no le está permitido convertir ni una piedra en pan con el fin de aquietar su propia hambre: y aunque pueda emplearlo para contener la sangre que corre de la Oreja cortada de un centurión, no le es licito usarlo para contener la sangre que se escapa de su propio costado. Como se ha dicho siempre de semejante ser: “Él salvó a los demás, pero a sí mismo no pudo (o no quiso) salvarse”.
Parsifal y Gurnemanz entran ahora en el Castillo del Grial donde Amfortas esta solicitado a celebrar el rito sagrado, pero se niega a ello como el fin de evitar el sufrimiento que le causa la vista del Santo Grial y desnudando su pecho suplica a sus correligionarios que le maten. En este momento Parsifal se acerca a él y toca la herida con la lanza, curándola en el acto. Sin embargo, destrona a Amforta se hace cargo el mismo de la guardia del Santo Grial y de la Lanza Sagrada. Sólo aquellos que cultivan el desinterés más absoluto y a la vez poseen el mayor discernimiento, están calificados para disfrutar el poder espiritual, simbolizado por la lanza. Amfortas la hubiera empleado para atacar y herir a un enemigo. Parsífal no quiso siquiera emplearla para su propia defensa. Por esto él puede curar, mientras que Amfortas cayó en el foso que él había cavado para Klingsor.
En el último acto, Kundry, que representa la naturaleza inferior, no dice más que una palabra: “Servicio” Ella ayuda a Parsifal al espíritu, a lograr el ideal por su intachable servicio. En el primer acto ella se fue a dormir cuando Parsifal visitó al Grial. En aquel estado desarrollo el espíritu no puede remontarse al cielo sino cuando el cuerpo se ha dejado dormido o ha muerto. Pero en el último acto. Kundry, el cuerpo va también al Castillo del Grial, porque ahora está dedicado al yo superior y cuando el espíritu, lo mismo que Parsifal ha llegado la meta, entonces ha alcanzado el estado de liberación mencionado en el Apocalipsis. “Al que venga yo le convertiré, en un pilar de la casa de mi Dios y ya no saldrá más de allá”. Un ser semejante trabajará por la humanidad desde los mundos superiores no necesita ya un nuevo cuerpo físico, porque está más allá de la ley del Renacimiento y por esta razón Kundry muere.
DEL ACTO 3
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