jueves, 17 de marzo de 2011

El evento cultural del 2011




POR CESAR CHUPINA. A diferencia de lo que se podría decir en otros países, en Guatemala siempre he dicho, creído y predicado que cualquier cosa es mejor antes de ver un mal trabajo que abundan en nuestra cartelera disfrazados en su mayoría de buenas comedias que dicho sea de paso la Comedia bien hecha es un verdadero arte. Claro que eso que “cualquier cosa es mejor” viene a ser toda vez esté ya agotada la lista de alternativas que nota en primer lugar apreciar otro arte y sobretodo una buena película.

Desgraciadamente, la cinematografía es una de las cosas que más sombra le hace al teatro guatemalteco. Primero porque es obvio que sus recursos son mucho más y segundo porque qué es mejor: Pagar por un boleto de cine o uno de teatro. Por supuesto que por los recursos, lo primero. Y eso que no hablamos de lo barato que sale invertir en comprar una película original. No digamos una copia que en su mayoría de los casos bien puede regalárnosla un@ de nuestr@s amig@s. y qué decir del éxito que ha sido la tecnología de Teatro en Casa. Yo, por ejemplo, sin caer en tanta sofisticación, echo mano de una cañonera ejecutiva y tengo mi propia proyección de cine en mi habitación donde el CD y el DVD lo hacen todo.

Otra virtud que tiene el cine es que si lo ponemos en casa nosotros tenemos el control y podemos verlo las veces que queramos, regresar las escenas que queramos ver en la misma función y hacer pausa para seguirla viendo hasta días después. En otro sentido, la ventaja es que nos traslada a escenarios donde ni siquiera pensaríamos estar como lo son otras ciudades y en el caso de Carmen 3D a espectáculos fabulosos que por presentarse en Europa no están al alcance nuestro salvo que vengan a Guatemala pero el costo sería demasiado. En ese sentido, es mejor ver la ópera grabada que apartar un boleto en cualesquiera de los teatros europeos que aparte de todo conlleva un trámite engorroso. De hecho en Guatemala hay una tradición de video ópera, cuyos aficionados han de estar más que satisfechos, fascinados con la implementación de la Tecnología 3 D a la ópera Carmen, esperando, ¡por supuesto! que no sea la primera y no la única.




En todo Centroamérica, el circuito de Cinermark presentó la Ópera Carmen en 3 D. Esta es la primera vez que una ópera se transmite en el formato de tres dimensiones de las grandes producciones de cine. Las grabaciones se realizaron en junio de 2010 en el prestigioso escenario del Covent Garden de Londres (teatro que oficialmente se llama Royal Opera House) y estuvieron a cargo de la empresa Real D. Los productores utilizaron cinco cámaras de la más moderna tecnología 3D para grabar cuatro funciones de “Carmen”, en un proceso que siguió con un complejo trabajo de edición de imágenes y mezcla de audio.


Lo primero que destaca al ver el producto final de Carmen en 3D es precisamente esta tecnología. Por ello para mí, la iniciativa de Cinemark de ponernos Carmen en 3D es el evento cultural del año en nuestro país. Con la misma uno literalmente SE METE A LA OBRA. Es parte de la escena. Trasciende el concepto de espectador testigo que hereda a las artes escénicas la literatura. Nos volvemos protagonistas invisibles.


Lo más interesante es que es un intento de acercar a la masa al buen arte. En esto Cinemark se echa un hit. Ya lo había yo dicho con las proyecciones de Cine Alternativo que iniciaron en el 2010. Contrario a lo que se predica en Guatemala, nos muestra que el empresariado puede tener buen gusto. Que no es preciso darle siempre a la chuzma sólo lo que le gusta. Sino, como reza uno de los principios de la comunicación, además de entretener e informar, se debe educar. Y en países como el nuestro es una obligación.


Por otra parte, la sensación de que también están en otros países y a la misma hora presenciando el mismo espectáculo es algo sin precedentes. Nos sentidos un bloque con toda Centroamérica. Son parte de las emociones con las que uno sale del cine tras ver Carmen en 3D. Otro comentario que escuché, aunque no forma parte de mi emocionario, valga el término, es el traslado hasta del intermedio al escenario real ya que se escucha el murmullo del público.

Lo que realmente a mi me impresionó es la música combinada primero con la letra de las arias y segundo con la interpretación magistral de los actores. No cabe duda que el verdadero nivel artístico del teatro es la ópera porque aquí, contrario a lo que afirmaba Manuel Corleto y con sobrada razón, no cualquiera puede hacerlo. Ya quisiera ver yo a una de nuestras pseudoestrellas si quiera tarareando una tonadilla. Hasta risa da imaginarse a “galanes” como Willi queriendo interpretar al Cabo o a “bellezas” como la Patty o la Mercy interpretando a Carmen o a Micaela. Aunque la primera en su melena tal vez si le pegaría. No por gusto en el país de los ciegos reina el tuerto que a la vez necesita sacarle los ojos a quien si ve bien negándole hasta el derecho constitucional que cualquier ciudadano tiene de decir lo que le parece o no; cerrando puertas, difamando y haciendo hasta lo imposible por aislar al que por naturaleza por ver bien no aplaude porquerías ni inmoralidades. Ya me gustaría ver a estas “bellezas” cantando en perfecto francés aquella exquisita área, llena de poesía que es la entrada triunfal de Carmen en escena y que dice que

El amor es como un niño gitano
No sabe de leyes
Me amas tú, te amo yo
Si no te amo, quedate aquí
Me amas tú, te amo yo
Si yo te amo, cuidate de mi

En estas pocas frases no sólo tenemos un poema sino toda la trama de la obra, la definición clara de los personajes donde Carmen, la protagonista es una gitana que le tira una rosa al Cabo (su alma) y lo enlaza con un lazo a su silla para ser, como toda portadora de pasiones bajas, la causante de la tragedia del Cabo que a la vez será la de la misma Carmen porque la conducirá a la muerte. Obviamente la caracterización es impresionante y aquí Carmen contrasta y se complementa con Micaela, quien en su simple actitud y presentación connota al público que es lo que le conviene al Cabo. Pero éste se deja llevar por su pasión, por “el embrujo” de Carmen….


Claro que todas estas apreciaciones le vienen del norte a la fauna teatral chapina, la cual no es más miope porque ya no puede. Sencillamente ve su parcela y lo demás le viene. Pero si le pusiera atención a producciones e iniciativas cómo ésta por lo menos entraría en la cuenta de por qué nadie los apoya. Y es que quién dijo que un público o un pueblo tienen la obligación de aguantar o comprar lo que no quiere. Es los mismo que decir que los que escribimos debemos decir lo que a ellos les conviene, lo cual ha sido mi terno pleito con ell@s y el pasaporte gratuito de su odio hacia mi persona.

Y en ese sentido, otra cosa que hay que ver es la calidad del elenco de la ópera comentada. Los personajes de Carmen, Micaela, el Cabo y el Torero están magníficamente interpretados. Y todo el montaje goza de gran unidad profesional. Destaca el aspecto escenográfico que con la misma base sólo varía en detalles para cambiar de ambientes. Gracias a Cinemark por darnos a principio del 2011, el evento cultural de mayor trascendencia para la región centroamericana.

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