miércoles, 16 de mayo de 2012

Un Espejo encantado


Comía ansias por ver las propuestas que gracias a Fernando Juárez, actual y nuevo director del Ballet Moderno y Folklórico, ha incorporado al repertorio de este grupo oficial. La primera de ellas, hacer danza para niños, una obvia desembocadura de todo lo que Juárez ha hecho ya que tiene trayectoria para niños y danza me hace tener la primera impresión esotérica al respecto: Cada quien tiene un destino y no fuera lo mismo si Juárez nunca hubiese hecho nada para niños o su interés por Danza fuese clásico. No. Fue a dar justo al lugar donde con el tiempo lo haría integrar sus elementos del pasado.
La prueba está que no le bastó hacer una danza convencional sino le puso un narrador y para colmo, ubicándola en una sala de Cámara donde los defectos de la danza pueden ser más obvios pero donde el contacto con los niños es más cercano. Una gran sala como la Efraín Recinos “tapa” esos defectos pero aleja todo del espectador, lo cual obviamente, Juárez no quería. Pero ¡sorpresa!, los defectos que pude en la sala Hugo Carrillo ver fueron propios de una primera función, lo cual se remarca con que fueron al principio, razón por la que no es ni necesario ni importante comentarlos ya que en una segunda o tercera función mejoran y se perfeccionan.
Quiero mencionar algunas cosas de la organización y participación antes de pasar a lo que realmente quiero hacer en esta crítica impresionista, hablar del aspecto esotérico remarcado en este cuento, como sucede en todos los cuentos clásicos. Por supuesto que no es un cuento clásico pero sigue la línea de los mismos y en Danza como argumento es realmente válido el asunto. La coreográfica, de Amadeo Albizures, como todo lo de este maestro, algo impecable, imaginativo, creativo. Me puse a pensar, así como Juárez, lo importante que fue para él definirse más en danza uqe en Teatro ya que recién venido a la capital se metió a estudiar Danza y teatro a la Vez no dando mucha “bola” en este último. Su “rollo”, obviamente la Danza ya que se ha convertido en uno de los genios de la coreografía guatemalteco y estoy seguro que latinoamericana. Pero este tema es para otra ocasión.

En “El espejo Encantado” tiene en el reparto artístico la participación Betsabe Santos (interprete de la princesa Isabel), Alejandro Castro (Unicornio), Renato Carrillo (Vanidad), Estefani Montufar (Belleza), María José Magaña (espejo), Sofía Reyes y Luis Diéguez (Elfos), Ligia Salazar y Cesar estrada (Brujas), Luis Diéguez (Oscuridad), Edgar Pirir (actor invitado), Sofía Villar, Oswaldo Martínez, Juan Magaña y Laura morales (Hadas). De estos es sobresaliente la interpretación de Betasabe, Alejandro, Estefani (fascinante), Luis (exquisito) y Ligia y César. En el caso de las brujas el recurso de poner hombres interpretando a mujeres es válido y remarca a los personajes, lo cual es algo inadecuado en las Hadas. Debieron poner solo hombres en brujas y solo mujeres en hadas. Se ve, realmente chocante yes, junto a la coreografía, de los puntos débiles del montaje. Aquí no va aquello de romper estereotipos y que expresión es expresión y esta no tiene sexo porque están trabajando para niños y eso ya da un parámetro estético a respetar.
En lo técnico participan Amadeo Albizures (diseñador vestuario y escenografía), Héctor leal (realizador de vestuario) y Stanley Woods (realizador de escenografía), Carlos González (diseño y realización de luces). Todo esto perfectamente bien manejado así como la selección musical. En este rubro, aunque pueda ser producto de los errores de la primera función si es necesario decir debe tenerse cuidado de no apartar demasiado de su cenital el elemento que simula espejo porque pierde el efecto de tal y se nota a la legua es una tela. Es decir, se pierde el encanto. Pero es cuestión de no moverlo más allá del perímetro de luz que le corresponde. En ese sentido es preciosísimo cuando sale Estefani, interpretando la belleza del interior del espejo. Y aquí empiezo con mis “babosadas” esotéricas. Primero porque corresponde perfectamente a las lecciones que estoy repasando en RC donde ¿oh coincidencia! Se habla de la belleza interior precisamente, reflejo de uno de los atributos del a divinidad y punto de atracción de muchos seres que al vibrar con ella se convierten en foco de atención como ha sucedió con personajes como Juan Pablo II cuya sola presencia inundaba el lugar de la presencia de Dios.

Copio algo que Sobre el montaje leemos en el Programa de mano que dicho sea de paso tiene un buen diseño. “Esta pieza dancístico teatral expone lo importante que es encontrar la belleza interna, poniendo de manifiesto que la física es algo pasajero y superficial, en un reencuentro con los sentimientos más puros del ser humano y a la vez un cuestionamiento de lo falso y verdadero de nosotros mismos, dar sin egoísmo, ni vanidad y tener respeto y contemplación por la vida”. Pues bien esto es justo la profundidad esotérica del trabajo. Primero hay que encontrar la belleza interna… aunque se posea debe haber un trabajo de búsqueda y encuentro y si bien es cierto la física la refleja (el estado físico refleja vibracionalmente el interior) esta, como todo lo físico cambia atendiendo la ley del cambio, primera y óptima en toda la dimensión material. Segundo, esa búsqueda de la belleza interna es un reencuentro con lo más puro, con el alma, con la santa Sofía… con las virtudes divinas que son verdaderas, inegoistas. Profundas, respetuosas y contemplativas del máximo misterio que es la Vida. Esta, hace de planetas como el nuestro y de expresiones cósmicas como los seres humanos verdaderos templos… o libros como diría mi maestro Luis Claudio de San Martin, donde ha escrito Dios.


Por todo esto, el montaje del Ballet Moderno y Folklórico es más clásico que cualquier otra expresión actualmente en cartelera ya que el cuento clásico como bien lo indicaba en unos comentarios en FB el maestro Luis Arturo Paredes “no son para dormir nenes” sino para despertar almas… Lo que si lamento es que, pese a que el Arte es una vía para ese reencuentro del cual nos habla este espejo escénico, generalmente los artistas ni lo saben y por ende no lo gozan en toda la dimensión espiritual que da “tener abierta la ventana del arte” en nuestro interior. Por ello mi propuesta a la hora de hacer teatro ha sido siempre que se estudien los personajes para seguir en el proceso de autodescubrimiento de cada intérprete.

No hay comentarios: