sábado, 28 de julio de 2012

Eclipse y Soldado



El Ballet Moderno y Folklórico presentó en temporada de un fin de semana en la Gran sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias las obras modernas “Eclipse” e “Historia de un Soldado”, pequeñas piezas de gran valor estético creadas respectivamente por los maestros Amadeo Albizures y Lissetth Aguilar.

Pese a su fantasía, ambos montajes son contrastantes debido al exceso de colorido de “Eclipse” y sobriedad en el color de “Historia de un Soldado”, esto en cuanto a la utilización en los signos vestuario y luz. Pero ambos realmente originales y muy cosmopolitas en el manejo de los temas y la coreografía propiamente dicha. En la segunda se hace uso de silencios de manera magistral y a la vez conmovedora.

En “Eclipse” vemos una plasmación new age (me refiero al movimiento artístico y no al pseudoesotérico) con un tema tan antiguo pero a la vez tan postmodernista como es el de los eclipses que ha sido un referente cultural y religioso tanto en Oriente como en Occidente. Así como nos recuerda a los Mayas, nos recuerda a los indues y la religión persa de reminiscencia en los derviches en los que obviamente el vestuario masculino está inspirado.


Interesantísimo como los astros (sol y luna) y su “íntima relación” propiamente dicho son connotados en el color (vestuario y proyecciones en ciclorama). Y cuando la cosa se pone oscura, el color mismo demuestra quien está en la Tierra observando esta “relación” (escénicamente las mujeres que tocan utensilios de cocina y entre el público, todos los que asistimos a la función).

Inconscientemente el coreógrafo de “Eclipse” nos revela lo importante que son los eclipses a nivel Astronómico y Astrológico (me refiero a lo que últimamente han dado en llamar Astrología espiritual tan diferente a lo que hemos entendido como tal hasta el momento) para la plasmación de las generaciones de seres humanos que vienen a poblar la Tierra. No por gusto los antiguos les llamaban en Mesoamérica Tata Sol y Nanalu o Nana Luna, abuelos que engendran la Tierra o mejor dicho en la Tierra.

En “Historia de un soldado” la plasmación no es new age sino preciosista. Muy valiente de su coreógrafa montarlo porque no tardarán los panfletistas izquierdizantes extremos en empezar a decir cosas ya que acá el tema miliciano se sataniza precisamente por esta vertiente de pensamiento. Pero Arte es Arte y estética, estética y el tema apenas es un pretexto para la creación y la plasmación que en este trabajo sobresalen en manejo de espacio y musicalización.


Pues bien, no tengo más que seguir aplaudiendo al elenco técnico y artístico donde se vuelve a notar el por qué Alejandro Castro y Betzabè Santos son las estrellas jóvenes del momento; Amadeo Albizures y Lisseth Aguilar, un orgullo para Guatemala; Héctor Leal un maestro del vestuario. En esto último debo halagar lo original de los diseños de la maestra Aguilar.

Concluyo mencionando dos aspectos fascinantes de “historia de un Soldado”: El tango y el vals. ¡Qué exquisitez por Dios! Disfruté de manera singular la interpretación de los bailarines Estefanía Montufar, Oscar León, Sofía Reyes, Renato carrillo, Ligia Salazar, César Estrada, Oswaldo Martínez y Sofía Villar. 


Dejaría de ser periodista si no menciono que estos montajes son una osadía ante el calvario que están sufriendo los conjuntos oficiales por falta de dinero, el cual, no es que no haya, ¡claro que lo hay!, pero no se ha manejado bien. A tal grado de acusar a este conjunto de no ejecutar un dinero que ni siquiera sabían les estaba asignado y se fue al fondo común de la Nación. Las nuevas uatoridades dan indicios de mejora y son esperanza pero mientras terminan de enterarse y acomodoarse de cómo es ésto el tiempo pasa y los artistas siguen penando. Implícita,mi petición al Cósmico y al Gran Arquitecto del Universo porque esto se resuelva lo más pronto posible.


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