miércoles, 19 de junio de 2013

De Luz con Lucy


Teatroproducciones Candilejas presentó en el Teatro de Cámara, “Hugo Carrillo” del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias a la actriz Lucy Guerra en el monólogo “Una mariposa en la ventana”, original de Luz Méndez de la Vega y bajo dirección y propuesta escénica de Guillermo Ramírez Valenzuela a cuya última función asistí ante una selecta concurrencia que abarroto la sala y que estaba integrada por estudiantes de arte, de Derecho y de Psiquiatría de todas las universidades del país así como profesionales en ejercicio de dichas disciplinas entre los que destacó el Dr. Otto León, invitado especial a foro.  



La actriz LUCY GUERRA se perfiló desde los inicios de su carrera como uno de los elementos más serios con que contaría el teatro guatemalteco. Por ello, no dudamos en darle el premio a actriz revelación en los famosos “Bienvenidos al Arte”. Como siempre, el tiempo ha dado la razón ya que actualmente “la basura” sobreabunda (más que en tiempos recién pasados) en la escena nacional y propuestas como las de este monólogo dejan entrever que Guatemala no es el basurero en el que la mayoría ha inmerso el arte dramático. Y hablo de la propuesta porque fue ella quien le propuso al director Ramírez hacer este monologo, contrario a lo que siempre ocurre: Que el director o directora son los que proponen al actor o actriz realicen tal o cual trabajo.



El director GUILLERMO RAMIREZ VALENZUELA tuvo un reto enorme con este trabajo debido a que había sido ya dirigido por Ana María Iriarte, QEPD. Pese a que esta era una visión más tradicional, apegada al texto y con visión femenina cuando Lucy acude a él, lo primero que sabe es que debe desechar lo hecho para iniciar de cero, lo cual es casi imposible porque obviamente Lucy ya lo había actuado y se sabía de memoria el texto. Era como vaciar el contenido de una computadora y reacondicionar sus elementos. Y lo logró magistralmente. Además, era el toque que faltaba, el masculino, que paradójicamente enriqueció la visión feminista del texto. A manera de metáfora le dije que le asientan bien las canas porque implican maestría, suficiencia, sabiduría y eso un director de teatro lo plasma en el escenario. Igualmente se notaria su decadencia cuando ya no tiene nada más que dar o decir escénicamente hablando. Pero para que esto ocurra con Willy falta mucho si es que no “muere de pie”, como decía Mildret Chávez, “como los árboles” haciendo de las suyas e inyectando siempre las vitaminas necesarias al teatro guatemalteco cuando este se hunde en las enfermedades que lo han llevado al basurero comentado en el párrafo anterior.



Mi madre que me acompañó al evento me preguntó si al morir Luz, de quien recibió clases en la antigua Facultad de Humanidades de la USAC (y en su época de oro) le hicieron algún tipo de homenaje como llevarla al Teatro de Cámara y dar un discurso ridículo post mortem. Conociéndola, le dije, no lo creo. Pero qué mejor homenaje que este, pensé. Y lo pensé no sólo porque fui amigo de Luz y sabía que pese a ser el monumento cultural que era, era una mujer sensible como cualquier otra sino porque al ver la escena en la que el personaje cambia de personalidad y en su mente se vuelve “una mujer de mundo”·porque qué dramaturgo no quiere ver montados sus textos y bien montados siendo una ganancia al respecto la maestría con que Willy y Lucy lo hacen. Combinando el talento direccional y actoral nos dan una gran cátedra de actuación en un montaje minimalista, impresionista y simbolista en la forma donde la actuación es lo más importante y hace parte de la misma elementos para darnos matices, transiciones, gradaciones y late motives dándole en su debido momento importancia vital a elementos como una cama, una silla, una mesa, un maso de juez, etc.


Elemento que debe destacarse es la creación de personaje que Lucy Guerra hace, algo realmente incomprendido en nuestro medio. Pese a ser gente universitaria la asistente se dieron las habituales preguntas del ignorante de cómo le hace para que el personaje no le afecte, lo cual ha sido una constante en la temporada donde a Lucy le han ofrecido terapias gratis hasta para “sacarle el espíritu que se le mete”. Es obvio que la actuación es un arte y una ciencia a la vez y por ello implica técnicas que al manejarlas no tienen nada que ver ningún tipo de afección en la personalidad del actor o actriz. Y esto nos hace también aplaudir el desarrollo del personaje corporal, del personaje verbal (increíble como ha aprendido a manejar sus tonos Lucy, de por si asopranados) y el personaje emocional donde babea y hasta se orina (de verdad) en escena, gracias a la alta concentración que maneja como parte de la técnica mencionada anteriormente. Por supuesto que esta técnica sin la direccional no tiene sentido. Sería irresponsable si Willy viera en sus actores un problema emocional que pudiera “trabar” al actor y no prevenirlo o evitarlo. Al tratar a Lucy, nos damos cuenta de su sanidad e inteligencia emocional además, en su trabajo de creación incluye el resultado de la observación de personas con problemas mentales para lo cual hubo hasta de ir a los centros que existen en Guatemala.



Coincidentemente en mi crítica sobre el monologo “El Último Instante” (ENLACE AQUÍ) menciono el monologo de Luz. Transcribo lo dicho en torno al Arte del Monólogo no sólo por la mención hecha a este sino para enfatizar la trascendencia de dicho Arte en nuestro medio: “… hasta la misma gente de teatro ignora que el trabajo aquí comentado viene a ocupar el listado del arte del monólogo que se ha cultivado en Guatemala desde la década de los 70 con grandes aciertos como “Un hombre rubio, guapo y de bigote”, protagonizado por el extinto primer actor Jorge Hernández: “El Mundo de Marian Durán” de la eximia Samara de Córdova; “La ardiente pasión del silencio”, experimento en base a “Fando y Liz” del insigne Luiz Tuchàn y últimamente, Ingrid del Carmen e Irma Juárez, ambas de Nueva Acrópolis con la vida de George Sand  y un monólogo sobre el SIDA , respectivamente; “Aventuras animadas de ayer y hoy” de María Mercedes Arce Arrivillaga. De los mencionados, Córdova y Arce son, además de intérpretes, autoras como lo son con grandes aciertos literarios en dichos textos como lo son los de Luz Méndez (“Tres Rostros de Mujer”, libro); Manuel Corleto (Opus 1 y Opus 2, obras para hombre y mujer respectivamente) y los míos (el monólogo propiamente dicho, “Vivir por Vivir” y “Recuerdos”, experimento, monólogo para tres actrices)… no puedo dejar de comentar que el monólogo ha sido un vehículo para revelar la problemática existencial del ser humano en general y de la mujer, en particular. Todos los anteriormente mencionados constan de dicha revelación general. Se especializan en la particular, la de la mujer “El Mundo de Marian Durán”, “Aventuras animadas de ayer y hoy”, “Una mariposa en la ventada” (del libro mencionado de Luz Méndez), “Opus 2” y “Recuerdos”. A los mismos se suma “El último instante” cuya procedencia si no se nos dice pareciera guatemalteca atendiendo la problemática mencionada remarcada con el machismo que ha convertido a la mujer en un “objeto de uso”, digno de “ser desechado” en el momento preciso cuando la vida misma pesa a tal grado que imposibilita seguir adelante”.



Finalmente quiero recalcar que este es un homenaje a Luz Méndez de la vega, el mejor que han podido hacerle, y qué mejor que este texto que, según recalca ella misma en el programa de mano “expresado con intenso realismo” por Lucy, impactando por su “sorprendente agilidad y plasticidad corporal” que es una de las grandes defensas que hiciera ella de la mujer en Guatemala para colocarla en un sitio más justo para ella. Y en “mi onda mística” creo en la inmortalidad del alma y las leyes superiores, veo la obra del Gran Arquitecto del Universo en la “coincidencia” que Luz y Lucy (sus nombres propios) son sinónimos. Y ambas abriendo brecha marcan a la mujer guatemalteca la senda a seguir: la descodificación. (Entre los parlamentos se señala que el hombre, a veces, abandona a la mujer como si fuera una bolsa tras haberla preñado). La vida de Luz le dio autoridad moral para ser esa luz. Bástenos mencionar algunas cosas heroicas que hizo al respecto: Ser de las pocas valientes mujeres que pidió ante el Congreso la destitución de Jorge Ubico, el tirano al que nadie se enfrentaba; enfrentarse a su marido quien llegaba a traerla a punta y pistola a la salida del teatro donde ella actuaba personajes controversiales; estudiar hasta alcanzar la más alta meta académica que la llevó a enfrentarse a los Académicos de la Lengua en España pidiendo se retiraran las connotaciones machistas de las palabra, lo cual fue titular en los diarios más importantes de la madre patria; el recate de la figura histórica de Sor Juana de Maldonado como mujer emblemática; el apoyo incondicional a  la candidatura al Nobel de Rigoberta Menchu so pena de burlas de intelectuales y oligarcas guatemaltecos; el tocar temas tabú desde su columna periodística como la defensa constante a la diversidad sexual; la promoción que la mujer no es solo una máquina de hacer hijo, etc. El etcétera es muy largo y al mismo Lucy Guerra, como mujer y profesora, le pone su granito de arena al expresar en el foro consejos atinados a los jóvenes de ambos sexos ya que entre sus observaciones vio en el Hospital de enfermos mentales que “muchas jovencitas están allí debido a una decepción amorosa”. Con ella el etcétera de Luz sigue ad infinitum.



NOTA: La primera foto fue tomada en el homenaje MUJERES DE MAIZ (enlace aquí) (enlace aquí  que les rindiera a nuestras grandes escritoras. Entre ellas, Luz de quien presente un fragmento donde la teatralizamos, gracias a la actuación de Ana de la Rosa que nos acompaña en la gráfica. La segunda y tercer foto presenta a Willi Ramírez, el Dr. León y Lucy Guerra en el foro. La cuarta foto nos la tomamos después del evento los mismos anteriores con su servidor, periodista César Chupina. Las demàs son fotos de la producción de la obra.

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