Para entender lo que hemos denominado “Los Verdaderos Cuentos de Hadas” debemos primero que nada entender que es un Hada y qué es un Cuento de Hadas así como las teorías que alrededor de dichos elementos se han desarrollado a lo largo de la historia occidental. Luego nos detendremos en cómo eran originalmente algunos de los cuentos más conocidos en Guatemala para de allí desembocar la visión rosacruz y martinista de los mismos.
Tengo
muchas razones personales y académicas por la cuales quiero desarrollar este
tema. Pero todas se sintetizan en que el Arte es parte de mi vida. Nací para
hacer Teatro y escribir y constituyen ambas disciplinas parte de mi vitalidad.
Tengo Arte en mi genética desde mis ancestros donde puedo perfectamente
mencionar del lado paterno a ascendientes de mi señor padre tanto de su lado
materno como paterno que hacían Arte y desenvolvieron su vida en los dos siglos
pasados en el mismo. Por otra parte, el quehacer teatral y mi labor de
Comunicador Social me han dado una cultura general bastante amplia en la que el
saber sobre las otras Artes es punto importante. Tanto en Teatro como en
Comunicación se debe estar al tanto de lo que es la Literatura, tema de esta
charla, sus efectos e influencia. Y en Guatemala, entre los Periodistas de mi
generación se me reconoce como el único Crítico de Arte serio con que cuenta el
país.
Al
estar en AMORC, como nos dejan ser nosotros mismos y el plan es el
autoconocimiento y muy contrario a lo que pensé al creer que había dejado atrás
el Arte por ser una etapa superada de mi vida, esto se acentúa y encuentro aquí
(en AMORC) el canal perfecto para desarrollar lo que en Teatro se me ocurrió
como “esoterización escénica”. De hecho AMORC es el gran océano a donde vienen
a desembocar mis ríos y riachuelos que son las cosas que he hecho en mi vida y
aprendido. Cada detalle ha adquirido sentido en la misma.
Cuando
inicié en el Arte me decidí por lo que se conoce como Teatro para niños que
siempre considere el pariente más cercano del experimental por el uso de la
fantasía siendo, además, vehículo para la transmisión de los cuentos de hadas.
He realizado desde entonces algunas versiones en Teatro para niños de los
Cuentos de Hadas como fue el caso de la fusión “Caperucita Roja y Hansel y
Gretel” en los que les quite la violencia e hice que los personajes “víctimas”
dieran lecciones de solidaridad en el caso de “Caperucita” quien concluye mi
cuento convidando al lobo a comer en casa de abuelita cada vez que ella va a
visitarla. Y de perdón en el caso de “Hansel y Gretel” que al meter a la bruja
en el horno microondas optan por la opción de convertirla en buena para tener
una nueva y buena amiga. Todo esto no hubiera sido posible sin la influencia
que los libros de cuentos que me regalaron desde muchos antes que empezara a
leer y escribir y que me entretenían muchísimo con sus ilustraciones y cuando
papá o mamá me los leían a tal grado de inventarnos detalles como que una
hermanastra de Cenicienta se llamaba Florinda y la otra, Marisela. Por otra
parte, mi padre, cuando me castigaba me obligaba a leer capítulos enteros de
obras como Don Quijote, las cuales despiertan la imaginación y mi madre, cuando
salíamos se inventaba muchas historias de príncipes, rosas encantadas y damas
que obra tornándose cada vez en relatos más grandes con lo que yo preguntaba.
Esto tenía un adherezo especial: la identidad guatemalteca en la que mis
abuelos, tía abuela y otros viejitos escuchaban a la Llorona, veían n el camino
enanitos, contaban cómo el Duende les trenzaba la trenza (mi tía abuela es la
protagonista de mi “Novia del Sombreròn”, guión que estudian en Francia para
volverlo película y que es parte de mi novela “El Libro de la vida”.
Según
la experta Angels Martínez Soler, creadora de la Red Mitología y Leyendas, “las
hadas existen, aunque nunca las hayas visto antes, aunque ni siquiera creas en
ellas. Estas maravillosas criaturas aladas, son las que protegen a los niños
pequeños, las que se regocijan entre las flores del jardín. Su materia es
etérea y su esencia es sensible y fluida. La sustancia que las anima es, en sí
misma su fuente de creación… ahora, existen muchas versiones referentes al
nacimiento de las Hadas, unas modernas y otras antiguas, muy antiguas. En
tiempos pretéritos, pero cristianizados, se afirmaba que las Hadas eran ángeles
caídos o bien paganos muertos y por ello no aptos ni para subir al cielo ni
para descender al infierno por lo que estaban obligados a vivir por toda la
eternidad en las oscuras regiones del “reino intermedio”, es decir, nuestra
Tierra”. Agrega que “por lo demás los
contactos entre los seres humanos y los Elementales cada vez son y serán más
escasos a causa del principio cósmico de solidificación, que consiste en que
los niveles cósmicos – material, psíquico y espiritual- se separen cada vez
más, conforme avanza el ciclo cósmico.
Por todo lo citado, es de aceptar que el mundo sutil y el psíquico no
tienen en nuestros días casi ninguna vinculación con el material, y no están
interrelacionados como lo estuvieron en épocas pretéritas”.
Según
Martínez Soler “el tema de las hadas se nos aclara dentro del ámbito
tradicional en el que se ha tenido en cuenta a estos sutiles, a medio camino,
entre los hombres y los ángeles. Ellos fueron considerados y formaban parte de
su tradición religiosa con pleno derecho, en primer lugar en las religiones
chamànicas. Tales como sintoísmo del Japón o la religión de los Indios de las
Pradera. Así como en religiones Politeístas. La tradición grecorromana, como la
de los celtas y germanoescandinavos antes de la llegada del Cristianismo,
concebía constante de Dios en nuestro universo, a través de ángeles y espíritus
elementales; estos eran una prolongación del rayo divino y eran venerados como
divinidades menores, como lo fueran las ninfas griegas y romanas, por ejemplo.
Podemos completar estas explicaciones con algunos ejemplos de las mismas
verdades pero en lenguaje mitológico. Se trata de dos relatos que ilustran lo
expuesto. El primero basado en la Cosmogonía de Hesíodo (s VIII a. c.) resume
así: “Tierra y Cielo se unieron en el origen para dar nacimiento al universo y
a los dioses que vivían en cada uno de los cuatro elementos: el aire, el fuego,
el agua y la tierra. Los cuatro elementos formaban, pues la morada primera de
los dioses. Los más poderosos de ellos subieron después al cielo, mientras que
las divinidades secundarias, es decir, las hadas y los elementales, siguieron
viviendo en los elementos”. El mito expresa cómo los Dioses vienen a animar el
universo recién creado, primigenio,- y por ello todavía casi divino- para luego
retirarse de él, dejando como últimos vestigios las divinidades de orden menor
que quedan en la tierra para continuar vivificándola.
Ahora
bien, cómo se iba a transmitir el tema. Obviamente por medio de la literatura,
por medio de los denominados “Cuentos de Hadas”.
Un
Cuento de Hadas es una historia ficticia que puede contener personajes
folclóricos —tales como hadas, duendes, elfos, brujas, sirenas, troles,
gigantes, gnomos y animales parlantes— e incluir encantamientos, normalmente
representados como una secuencia inverosímil de eventos. En el lenguaje
contemporáneo, así como fuera del contexto literario, el término es utilizado
para describir algo que está vinculado con princesas. Por ello, existen
expresiones tales como «un final de cuento de hadas» —un final feliz— o «un
romance de cuento de hadas», aunque no todas las narraciones de esta clase
terminan con un final feliz. De igual manera, en el aspecto coloquial un
«cuento de hadas» puede ser asociado con cualquier historia extraordinaria.
Aun
cuando los primeros Cuentos de Hadas estaban destinados principalmente a las
audiencias adultas, y en menor grado a los niños, estos comenzaron a asociarse
con los infantes desde los escritos de los preciosistas. Desde que los hermanos
Grimm titularan su colección como «Cuentos de los niños y el hogar», el vínculo
con los niños ha ido fortaleciéndose con el transcurso de los años.
En
las culturas donde los demonios y las brujas son percibidos como seres reales,
los Cuentos de Hadas pueden mimetizarse con el género de las leyendas, en el
que el contexto es percibido, tanto por el narrador como por los oyentes, como
si se tratara de una realidad histórica. Sin embargo, a diferencia de las
leyendas y epopeyas, que tienden a tener referencias superficiales a la
religión y a lugares, personas y sucesos reales, este tipo de historias tiene
lugar en un período indefinido («Erase una vez», «Había una vez») más que en un
instante preciso.
Los
Cuentos de Hadas se encuentran forma oral o escrita. Intentar detallar con
exactitud su desarrollo histórico resulta una labor difícil, puesto que sólo
las formas escritas han sido capaces de sobrevivir con el paso del tiempo. No
obstante, la evidencia escrita al menos da una indicación de que los cuentos de
hadas han existido durante miles de años, aunque tal vez no reconocidos desde
un principio como un género propiamente dicho; el término «cuento de hadas» se
les aplicó a partir de la obra de Madame d'Aulnoy, quien propuso la
denominación francófona «Contes des Fées». Muchos de estos relatos han
evolucionado hasta la forma en que se conocen hoy en día a partir de historias
con cientos de años de antigüedad, aparecidas con múltiples variantes y
recogidas por los folcloristas. Incluso, se siguen redactando cuentos de hadas
y obras derivadas del mismo género. Los folcloristas han clasificado los
cuentos de hadas de diversas formas; entre las más notables agrupaciones están
el sistema de Aarne-Thompson y el análisis morfológico del erudito Vladímir
Propp. Por otro lado, otros folcloristas han interpretado el significado de los
cuentos, pero no existe ningún movimiento intelectual que haya abordado el
significado de este tipo de relatos.
Según
la experta Angels Martínez Soler, creadora de la Red Mitología y Leyendas,
“Creer o no creer en las hadas…. algo que muchos tachan de fantasías o de
cuentos para niños…. Quizá sí, que un montón de personas nos dejamos llevar por
esa fantasía y sueños hermosos, pero toda la información recogida por
innumerables personas de todo ámbito y condición, demuestran que son una
realidad, que quizá no son vistas porque no se dejan, o porque el ser humano ha
ido perdiendo esa sensibilidad y dotes de percepción que antes poseía. Solo
unos pocos han sido los elegidos, y también la inhumanidad del ser humano ha
hecho mella en estos seres que tildamos de fantásticos, y que no son más que
otros seres que habitan este mundo, pero en otro espacio y tiempo, no
perceptible para todos. Seguramente en la actualidad, vivir cerca de los
humanos se ha vuelto algo altamente insalubre y peligroso. Pues ellos precisan
de la propia naturaleza, de su energía y de sus dones para sobrevivir… Los
humanos estamos cargándonos la naturaleza… La base de todas las teorías en que
se especula que son y de donde vienen los seres elementales….,mezclándose en
diversas épocas, desde la antigüedad, y dejando historias fascinantes ya en la
Mitología de la que todos hemos bebido. Pasando por la edad Media el
Romanticismo, etc… y así hasta nuestros días.
Demos gracias pues, que todo ello no haya quedado en el olvido, pues la
riqueza de todas estas leyendas nacidas de una realidad que se dio en otros
momentos y que ahora somos incapaces de percibir, no tienen precio. Por ello en
su día, decidí crear una red social “Mitología y Leyendas”, en la que estos
temas entre otros, son la base de mi proyecto, Leyendas, Mitología, pueblos
como los Celtas que tuvieron mucho que ver con parte de la cultura de lo que es
hoy Europa, así como Griegos, Romanos… y otros pueblos del mundo, que a través
de sus leyendas, conocemos con más profundidad. Hadas, elfos, gnomos, ninfas,
ondinas, dragones y así podría seguir… solo os diré que he pretendido compartir
magia y conocimiento con los demás”.
“Sobre
los Cuentos de Hadas” es un ensayo del escritor británico J. R. R. Tolkien que
trata sobre los cuentos de hadas como género literario. Fue escrito en un
principio para su presentación por Tolkien como la «Lección Andrew Lang» de
1939 en la Universidad de St. Andrews, en Escocia. Apareció impreso por primera
vez, con algunas mejoras, en 1947, fue publicado en el volumen titulado “Árbol
y Hoja”, así como en la recopilación publicada en 1966 con el título The
Tolkien Reader.
El
ensayo, tal y como aparece en “Árbol y Hoja”, tiene una longitud de 60 páginas,
incluyendo unas diez de notas. Es relevante porque contiene la explicación de
Tolkien de su filosofía sobre el género fantástico y sus pensamientos sobre la
creación de los mitos («mitopoiesis»). Lo que es más, el ensayo es un análisis
temprano de la ficción especulativa de mano de uno de los autores más
importantes del género. Como conclusión, Tolkien asevera que un cuento de hadas
realmente bueno y representativo está marcado por la alegría.
El
ensayo “Sobre los Cuentos de hadas” es un intento de explicar y defender el
género de los «Cuentos de Hadas». Remarca que mediante el uso de la fantasía,
que iguala a fabulación e imaginación, el autor puede llevar al lector a
experimentar un mundo consistente y racional, aunque también completamente
extraño. Tolkien llama a esto «un raro logro del Arte», y señala que había sido
importante para él como lector: «Fue en los cuentos de hadas donde por vez
primera descubrí la potencia de las palabras, y la maravilla de las cosas, como
piedra, y madera, y hierro; árbol y césped; casa y fuego; pan y vino».
Tolkien
sugiere que los Cuentos de Hadas permiten al lector revisar su propio mundo
desde «la perspectiva» de un mundo diferente. A este concepto, que tiene mucho en
común con la fenomenología, Tolkien lo llama «renovación», en el sentido de que
las propias asunciones no cuestionadas pueden ser recuperadas y cambiadas por
una perspectiva exterior. En segundo lugar, defiende que los cuentos de hadas
ofrecen al lector el placer de la evasión. Y en tercero, Tolkien sugiere que
los cuentos de hadas pueden proporcionar consuelo moral o emocional, mediante
su final feliz, que él llama una «eucatástrofe».
Tolkien
estuvo entre los pioneros del género que hoy llamaríamos «género fantástico».
En particular, sus historias, junto con las de C. S. Lewis, fueron de las
primeras en establecer la convención de un mundo o universo alternativo como
recurso fundamental de la ficción especulativa. La primera literatura moderna
en compartir elementos con el estilo de Tolkien, se desarrolla en un mundo
plenamente reconocible, en el que el autor introduce un único elemento
fantástico.
Aunque
el Cuento de Hadas es claramente un género distintivo, la definición que marca
a una obra como un relato de este tipo es fuente de controversias. Un punto
sobre el que hay consenso generalizado es que la naturaleza de un cuento no
depende de si las hadas aparecen en él. Muchas personas, entre ellas Angela
Carter en su introducción al «Libro de los Cuentos de Hadas», han observado que
una gran parte de los llamados Cuentos de Hadas no contienen los mencionados
seres fantásticos. Esto se debe en parte a la historia de la etimología del
término.
Tal
y como Stith Thompson y Carter hacen notar, los animales parlantes y la
presencia de la magia parecen ser más comunes en el género que las propias
hadas. No obstante, la mera presencia de animales que hablan no convierte un
relato en un cuento de hadas, sobre todo cuando el animal es claramente una
máscara de un rostro humano, como sucede en las fábulas. En su ensayo “Sobre
los cuentos de hadas”, J. R. R. Tolkien manifestó estar de acuerdo con la
exclusión de las «hadas» de la definición, concibiendo a los cuentos de hadas
como historias sobre aventuras.
Steven
Swann Jones consideró que la magia es la característica que permite diferenciar
a los Cuentos de Hadas de otro tipo de narraciones. A su vez, Davidson y
Chaudri identificaron la «transformación» como el rasgo principal del género.
Desde un punto de vista psicológico, Jean Chiriac subrayó la necesidad de los
elementos fantásticos en este tipo de narrativa.
Otra
característica de de los cuentos de hadas es que son el escenario del mundo de
la infancia, un reino de vida vicaria, más elemental y libremente repleto de
fantasías que los dramas perfeccionistas de los adultos sofisticados cuya
aceptación arraigada de atar las realidades exige cosas más severas. Italo
Calvino citó a los cuentos de hadas como el principal ejemplo de «viveza» en la
literatura, debido a la brevedad y consistencia de sus historias.
Algunos
folcloristas prefieren utilizar el término «Cuento Maravilloso» para referirse
al género. En las culturas donde los demonios y las brujas son percibidos como
seres reales, los cuentos de hadas pueden mimetizarse con el género de las
leyendas, en el que el contexto es percibido, tanto por el narrador como por
los oyentes, como si se tratara de una realidad histórica. Sin embargo, a
diferencia de las leyendas y epopeyas, que tienden a tener referencias
superficiales a la religión y a lugares, personas y sucesos reales, este tipo
de historias tiene lugar en un período indefinido («Érase una vez», «Había una
vez») más que en un instante preciso.
El
Cuento de Hadas, en su expresión oral, es una de las manifestaciones del cuento
folclórico. De hecho el Cuento de Hadas convive en la oralidad con otros tipos
de narraciones como la epopeya, leyenda o mito y en tal forma no tiene autor;
se trata de relatos que no estaban dirigidos en sus inicios a los niños ya que
tenían más bien un carácter anecdótico (esto es, contaban cosas que pasaban en
aldeas o bosques así como los sueños y ambiciones de las clases bajas) y que
posiblemente se deformaron por la transmisión oral con la adición de lo
fantástico.
Varios
escritores han redactado igualmente relatos pertenecientes al género, a los
cuales se les denomina «cuentos de hadas literarios». Las formas más antiguas,
desde el clásico hindú Pancha-tantra hasta el Pentamerón, muestran una
considerable reelaboración de las formas orales. Los hermanos Grimm estuvieron
entre los primeros que intentaron preservar las características de los
registros orales. Inclusive, las historias impresas bajo su autoría han sido
editadas en más de una ocasión para adaptarlas a la forma escrita.
Ambos
tipos de Cuentos de Hadas, en su forma escrita y oral, intercambiaron
libremente tramas, motivos y elementos entre sí, así como con otros cuentos
extranjeros. Varios folcloristas del siglo XVIII intentaron recuperar el
folclore «puro» que aún no se había visto afectado por las versiones
escritas. A pesar de que la evidencia
señala la existencia de cuentos orales miles de años antes que las formas
escritas, no se tiene conocimiento de cuentos que guarden reminiscencia del
«folclore puro».
En
la actualidad, existen narradores orales o cuentacuentos que incluyen en su
repertorio los de hadas. Cabe señalar que cada cuento de hadas literario se
inspira en las tradiciones populares pero es imposible trazar las formas de
transmisión de un cuento de hadas. Además, las personas que cuentan este tipo
de relatos vía oral leen cuentos de hadas en forma escrita.
Los
Cuentos de Hadas escritos más antiguos de los que se tiene noticia surgieron en
el Antiguo Egipto, hacia el 1300 a. C., reapareciendo de vez en cuando en la
literatura escrita de culturas letradas. Ejemplos de esto pueden encontrarse en
el autor romano Apuleyo y su obra “El asno de oro”, en la cual se incluye la
narración «Cupido y Psique» (Antigua Roma, 100-200 d. C). También está la
colección de fábulas indias titulada Panchatantra (India, 200-300 d. C.) como
ejemplo del cuento de hadas en la antigüedad. Sin embargo, se desconoce en qué
medida estos reflejan los verdaderos cuentos tradicionales, incluso de su
propio tiempo. La evidencia estilística indica que dichas obras, junto con
muchas colecciones posteriores, reelaboraron los cuentos populares de tal forma
que se los adaptó a las formas escritas. Lo que muestran es que el cuento de
hadas tiene raíces antiguas, incluso superando en antigüedad a la recopilación
de cuentos mágicos “Las mil y una noches” (compilada hacia 1500 d. C.), en la
que figuran “Baital Pachisi y la Historia de Bel y el Dragón”. Además de esas
colecciones y los cuentos individuales, en China, la obra Lie Zi y el filósofo
Zhuangzi, ambos pertenecientes al sistema taoísta, incluyeron o difundieron
Cuentos de Hadas. En la definición más amplia del género, los primeros Cuentos
de Hadas occidentales que alcanzaron notoriedad son los de Esopo (siglo VI a.
C.) en la Antigua Grecia, aunque en un sentido más estricto, las narraciones de
Esopo son fábulas o apólogos.
Las
alusiones a los cuentos de hadas predominan en colecciones medievales como “Los
cuentos de Canterbury” de Geoffrey Chaucer, o ya en el Renacimiento en el poema
épico “The Faerie Queene” de Edmund Spenser y los guiones teatrales de William
Shakespeare. Al igual que “El agua y la sal y Cap O' Rushes”, “El rey Lear”
puede ser considerado como una variante literaria de los Cuentos de Hadas. En
sí, esta historia volvió a aparecer en la literatura occidental en los siglos
XVI y XVII, con la colección “Noches de placer” de Giovanni Francesco
Straparola (Italia, 1550 y 1553), la cual contiene varios Cuentos de Hadas en
sus relatos, y “Los cuentos napolitanos” de Giambattista Basile (Nápoles,
1634-1636), todos ellos pertenecientes al género. Carlo Gozzi hizo uso de
varios motivos del género entre sus escenarios de comedia del arte, incluyendo
entre ellos uno basado en “The Love For Three Oranges” (1761), escrito por
Basileo. Simultáneamente, Pu Songling, en China, incluyó varios Cuentos de
Hadas en su colección, Strange Stories from a Chinese Studio (publicada de
forma póstuma en 1766). El Cuento de Hadas se hizo popular entre los
preciosistas franceses de la clase alta (1690–1710), y entre los cuentos
contados en aquellos tiempos estaban los de Jean de La Fontaine y los Contes de
Charles Perrault (1697), quien estabilizó en sus formas actuales a “La bella
durmiente” y “Cenicienta”. Aunque las colecciones de Straparola, Basile y
Perrault contienen las formas más antiguas conocidas de varios cuentos de
hadas, en la evidencia estilística, todos los escritores reescribieron los
cuentos para proporcionarles un efecto literario.
Los
hermanos Grimm se convirtieron, junto a su contemporáneo Franz Xaver
Schönwerth, que conservó unos quinientos Cuentos de Hadas, en los primeros
recopiladores en intentar preservar no sólo la trama y los personajes de los
cuentos, sino también su estilo, al compilar Cuentos de Hadas alemanes.
Irónicamente, aunque su primera edición (1812 y 1815) prevalece como un tesoro
para los folcloristas, ambos se vieron en la necesidad de reescribir los
cuentos en ediciones posteriores para volverlos más aceptables, algo que les
aseguró buenas ventas y la consecutiva popularidad de sus trabajos.
Tales
formas escritas, además de extraer rasgos de los cuentos populares antiguos, influyeron
en los relatos del folclore de dicha época. Los hermanos Grimm rechazaron
varios cuentos para su colección, aunque muchos otros los escucharon de los
alemanes, debido a que los cuentos eran derivados de Perrault. Al final, estos
concluyeron que eran cuentos franceses y no alemanes. Ante esto, rechazaron una
versión oral de “Barba Azul”, y decidieron incorporar en cambio al cuento
“Briar Rose”, claramente relacionado con “La bella durmiente” de Perrault, dado
que Jakob Grimm convenció a su hermano de que la figura de Brunilda probaba que
la historia de la princesa durmiente pertenecía al folclore alemán. Esta
cuestión relacionada con el origen de “La bella durmiente” reflejó una creencia
común entre los folcloristas del siglo XIX: que en la tradición popular se
preservaban Cuentos de Hadas en formas antiguas, excepto cuando estos habían
sido «contaminados» por las formas escritas, hecho que llevó a la gente a
relatar cuentos no auténticos o «contaminados».
Dado
que se concebía al pueblo como el «ermitaño analfabeto y convenientemente
aislado», los folcloristas alemanes les contaron cuentos populares puros, entre
los que se incluyen los Cuentos de Hadas. A veces, llegaron a considerar a los
Cuentos de Hadas como una forma de «fósil»; para ellos, cada relato del género
era el residuo de lo que alguna vez había sido un cuento perfecto. No obstante,
investigaciones posteriores han concluido que los Cuentos de Hadas nunca
tuvieron una forma fija, e independientemente de la influencia literaria, los
narradores orales constantemente los alteraban para sus propios propósitos.
El
trabajo de los hermanos Grimm influyó a otros recopiladores, a quienes inspiró
a seleccionar cuentos y a creer con un espíritu de nacionalismo romántico que
los Cuentos de Hadas de un país eran particularmente representativos de este,
hasta el punto de poner en duda cualquier influencia cultural externa en su
contenido. Entre los influenciados estuvieron el ruso Alexander Afanasiev (cuyo
legado comenzó a publicarse en 1866), los noruegos Peter Christen Asbjørnsen y
Jørgen Moe (en 1845), el rumano Petre Ispirescu (en 1874), el inglés Joseph
Jacobs (en 1890) y Jeremiah Curtin, un estadounidense que reunió cuentos
irlandeses, a partir de 1890. Algunos etnógrafos compilaron Cuentos de Hadas en
todo el mundo, encontrando cuentos parecidos en África, América y Australia.
Andrew Lang fue capaz de recurrir no solamente a los cuentos escritos de Europa
y Asia, sino también a los recogidos por los etnógrafos, para completar una
serie de libros de hadas que se caracterizó por estar conformada de episodios
que hacían referencia a diferentes colores (tales como “El libro azul de las
hadas”, “El libro verde de las hadas”, entre otros). Además, los Grimm
alentaron a otros recopiladores de Cuentos de Hadas, caso de la colección de
Yei Theodora Ozaki, Japanese Fairy Tales (1908), creada por los ánimos de Lang.
Simultáneamente, escritores como Hans Christian Andersen y George MacDonald
continuaron la tradición de los Cuentos de Hadas en su forma escrita. El
trabajo de Andersen, en ocasiones, se basó en cuentos populares antiguos,
aunque resultó más frecuente el hecho de que utilizara motivos y tramas del
género para crear nuevos relatos. MacDonald incorporó asimismo motivos de los
cuentos de hadas en nuevos cuentos, tales como “La princesa de la luz”, y en
trabajos del género que habrían de convertirse en fantasía, caso de “La
princesa y el duende” y “Lilith”. Un caso que complejiza la tarea de
especificar los rasgos del Cuento de Hadas es la obra “The Turn of the Screw”
que algunos críticos, siguiendo declaraciones el autor en que dice que para él
el género fantástico estaba más cerca del Cuento de Hadas, han clasificado esta
obra como cuento de hadas siniestro.
En
la literatura contemporánea, muchos autores han recurrido al género «Cuentos de
Hadas» por diversas razones, entre ellas examinar la condición humana desde el
marco sencillo que proporciona un cuento de este género. Algunos autores buscan
recrear una cierta sensación de lo fantástico en un discurso contemporáneo,
mientras que otros escritores usan las características del Cuento de Hadas para
explorar temas modernos, lo que puede incluir usar los conflictos psicológicos
de manera implícita en la historia, como cuando Robin McKinley adaptó una nueva
versión de “Piel de asno” en su novela Deerskin, la cual hace énfasis en el
trato abusivo de un padre para con su hija. A veces, especialmente en la
literatura infantil, los Cuentos de Hadas son reelaborados con un nuevo giro en
la trama simplemente para añadir un efecto cómico, como con “El apestoso hombre
queso” y otros cuentos maravillosamente estúpidos de Jon Scieszka y “The ASBO
Fairy Tales” de Chris Pilbeam. Un motivo cómico común es un mundo donde elementos
de todos los cuentos de hadas coexisten, y los personajes son conscientes de su
rol en la historia, como por ejemplo en la serie cinematográfica de Shrek, que
consiste en una parodia del género.
Otros
autores pueden tener razones más específicas, tales como revalorizaciones
multiculturales o feministas de cuentos dominados por el machismo eurocéntrico,
implicando la crítica de las antiguas narrativas. La figura de la damisela en
apuros ha sido especialmente atacada por muchos críticos feministas. Ejemplos
de inversiones narrativas en donde se rechaza esta figura son “La princesa
vestida con una bolsa de papel” de Robert Munsch, un libro infantil ilustrado
en el que una princesa rescata a un príncipe, o “La cámara de los horrores” de
Angela Carter, donde se relatan varios Cuentos de Hadas desde un punto de vista
feminista, además de la colección de relatos “Los cuentos de Beedle” el bardo
donde la autora utiliza personajes femeninos que no requieren del auxilio del
hombre. Un uso interesante del género ocurrió en un periódico sobre tecnología
militar titulado “Defense AT&L”, el cual publicó un artículo en forma de un
Cuento de Hadas denominado “Optimizing Bi-Modal Signal/Noise Ratios”. Escrita
por el comandante estadounidense Dan Ward (Fuerza Aérea), esta historia
incorpora a un hada llamada Garble con el fin de representar las averías
existentes en la comunicación entre los operadores y los desarrolladores de
tecnología. El artículo citado resultó influenciado directamente por George
MacDonald.
Otras
figuras destacables que han empleado cuentos de hadas en sus obras son Oscar
Wilde, A. S. Byatt, Jane Yolen, Terri Windling, Donald Barthelme, Robert
Coover, Margaret Atwood, Kate Bernheimer, Espido Freire, Tanith Lee, James
Thurber, Robin McKinley, Isaac Bashevis Singer, Kelly Link, Bruce Holland
Rogers, Donna Jo Napoli, Cameron Dokey, Robert Bly, Gail Carson Levine, Annette
Marie Hyder, Jasper Fforde, entre muchos otros más.
Podría
ser difícil establecer una regla entre los Cuentos de Hadas y las fantasías que
usan motivos del género Cuento de Hadas, o incluso tramas completas, sin
embargo la distinción es comúnmente hecha, incluso dentro de los trabajos de un
autor individual: “Lilith y Phantastes” de George MacDonald son considerados
como relatos fantásticos, mientras que sus obras “La princesa de la luz”, “La
llave dorada” y “La mujer sabia” son catalogadas como cuentos de hadas. La
diferencia más notable es que las fantasías hacen uso de las convenciones
novelísticas de la prosa, la caracterización y el escenario.
Los
Cuentos de Hadas han sido difundidos de forma histriónica; existen registros de
ello en la comedia del arte y más tarde en la pantomima. El género teatral de
Teatro para niños y el Ballet los han difundido. Igualmente la Música. Pero ha
sido la Literatura su principal fuente de difusión. Según la experta Angels
Martinez Soler, creadora de la Red Mitología y Leyendas, “siempre ha habido
escritores y pintores e ilustradores, que han utilizado las leyendas orales
para transmitir las experiencias y los conocimientos, sobre todo de aldeanos y
campesinos (más cercanos a la naturaleza, por vivir rodeados de ella) para
reflejar en sus letras y en sus pinturas o dibujos las historias que hasta
ellos llegaban. Uno de ellos muy importante fue Robert Kirk (1644-1692)
Folklorista notable nacido en Aberfoyle, escribió un libro muy importante sobre
el tema elfico “El Comnwealth secreto de los duendes, faunos y hadas” que no se
imprimió hasta 1815, incluso el mismo Kirk pasó a ser leyenda, por su
misteriosa muerte, que fue interpretada por sus feligreses (era pastor
protestante) como un rapto feérico. Según Kirk,… los knowes- -palabra escocesa/
es un túmulo o ruinas enterradas de un castillo- Feericos cerca de los
cementerios estaban habitados por almas de muertos que esperaban reunirse con
sus cuerpos el Día del Juicio Final. Y el pequeño tamaño de las hadas puede
explicarse por la creencia de que el alma era una réplica en miniatura del
cuerpo humano en el que se habitaba. El alma podía salir por la boca del cuerpo
cuando estaba dormido o inconsciente, muriendo éste, en caso de que el alma no
regresase a su morada. El rey feérico del Ulster, Finvarra, se consideraba a
veces rey de los muertos. Y la siguiente y conocida, leyenda irlandesa, nos
puede servir de ejemplo: Un pescador llamado Hungh King, que regresaba tarde de
su trabajo la víspera de Todos los Santos, lo cual no es recomendable, se vio
atrapado en una feria de hadas y observó que todos los que danzaban eran
personas muertas que había conocido antaño.
Finvarra y su esposa llegaron a la feria en una bella carroza tirada por
cuatro caballos blancos: él era un grave caballero vestido de negro, y su
hermosa dama llevaba un velo plateado sobre el rostro.
La
llegada del cine ha significado que estas historias pueden ser presentadas en
una manera más plausible con el uso de efectos especiales y animación; la
película de Disney “Snow White and the Seven Dwarfs”, estrenada en 1937, se
convirtió en un filme innovador para los Cuentos de Hadas y, de hecho, para el
género de los relatos fantásticos en general. La influencia de Disney ayudó en
cierta forma a establecer los Cuentos de Hadas como un género para niños, si
bien se le ha criticado por hacer que los finales de los cuentos de hadas
terminaran en situaciones positivas, en contraste al dolor y el sufrimiento
(«finales no felices») de muchos Cuentos de Hadas antiguos.
Varios
Cuentos de Hadas que han sido filmados se destinaron primordialmente a los
niños, desde los proyectos contemporáneos de Disney hasta la reedición de
“Aleksandr Rou de Vasilisa” la hermosa, la primera película soviética en usar
cuentos del folclore ruso en una producción de gran presupuesto. Otros han
usado las convenciones de los Cuentos de Hadas para crear nuevas historias con
sentimientos más relevantes para la vida moderna, como el caso de Labyrinth,
las producciones visuales de Michel Ocelot, y la producción Por siempre jamás
de Andy Tennant.
Otros
trabajos han adaptado los Cuentos de Hadas familiares en una variante más
aterradora o psicológica destinada principalmente para los adultos. Ejemplos
notables de ello son “La Bella y la Bestia” de Jean Cocteau y “En compañía de
lobos”, basada en una reedición de Angela Carter del popular relato “Caperucita
Roja”. Asimismo, “La princesa Mononoke” y “El laberinto del fauno” incorporaron
características de los Cuentos de Hadas a partir de motivos propios del género
y el folclore.
Las
series animadas de televisión y cómics “The Sandman”, “Shōjo Kakumei Utena”, “Princess
Tutu”, “Fables y MÄR”, hacen uso todas ellas de elementos estandarizados de los
Cuentos de Hadas en varias extensiones, aunque se considera que pertenecen
exactamente al género fantástico debido a las locaciones y personajes
categóricos, elementos que una narrativa más larga requiere. Una producción
cinemática más moderna de un Cuento de Hadas sería “Noches blancas” de Luchino
Visconti, protagonizada por el aún desconocido Marcello Mastroianni. La
película contiene varias convenciones románticas del género, a pesar de tomar
lugar en la Italia posterior a la Segunda Guerra Mundial y contar con un final
más realista.
TRANSMISION
Y LOS NIÑOS
Un
par de teorías sobre los orígenes de los Cuentos de Hadas ha intentado explicar
los elementos comunes que aparecen en los cuentos de hadas de todo el mundo.
Una de ellas afirma que un único punto de origen generó un determinado cuento,
que luego se habría de difundir a lo largo de los siglos, y la otra considera
que los Cuentos de Hadas se derivan de la experiencia humana común y, por lo
tanto, pueden aparecer por separado y provenir de muchos orígenes diferentes.
Se pueden encontrar los cuentos de hadas con tramas, personajes y motivos muy
similares en varias culturas diferentes.
Muchos investigadores sostienen que esto es consecuencia de la difusión
de los cuentos, pues la gente repite los relatos que ha escuchado en países
extranjeros, aunque la naturaleza oral hace imposible trazar la ruta, excepto
por inferencia. Folcloristas de la corriente finlandesa intentaron vincular los
cuentos de hadas con sus orígenes, obteniendo resultados inconclusos al
respecto. Los Cuentos de Hadas tienden a adoptar el tono correspondiente a su
ubicación por medio de la elección de los motivos, el estilo en el que están
contados y las descripciones tanto del personaje como de la región.
Al
principio, la principal audiencia de los Cuentos de Hadas era la población
adulta; inclusive, las versiones escritas del género aparecieron originalmente
en obras para adultos, aunque en los siglos XIX y XX el Cuento de Hadas empezó
a ser asociado con la literatura infantil. Los preciosistas, entre ellos Madame
d'Aulnoy, destinaron sus trabajos a los adultos, pero consideraron que estos
podían haber sido relatados a los hijos de sirvientas y mujeres de clase baja
por sus madres. Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, una de las últimas
preciosistas, redactó una versión infantil de “La Bella y la Bestia”, la cual
permanece aún como la versión más conocida del cuento original. A su vez, los
hermanos Grimm denominaron a su colección “Kinder- und Hausmärchen” pero fueron
obligados a reescribir sus cuentos debido a varias quejas de que sus relatos no
eran aptos para las audiencias infantiles.
Según
la experta Angels Martinez Soler, creadora de la Red Mitología y Leyendas, “de
las teorías defendidas es la creencia de que las hadas son un recuerdo de una
raza primitiva obligada a esconder ante el avance de un invasor. También esta
otra teoría similar en la que se considera que Irlanda fue habitada por oleada
sucesivas e diferentes pueblos que se desplazaban unos a otros. Los primeros
los Firbolgs, que derrotados y expulsados se consideraban las primeras hadas de
la isla, pero tenían un aspecto grotesco, parecidos a los gigantes. Luego
llegaron los Tuatha de Danan, pueblo de la diosa Dana, que a su vez fueron
también desposeídos. Era éste un pueblo con grandes conocimientos e magia y se
convirtieron en un pueblo feérico heroico… Otros consideran que hadas y elfos,
son dioses menores o espíritus de la naturaleza que han sufrido un proceso de
decadencia. Una teoría cristiana considera que hadas y elfos son ángeles
caídos… Lady Wilde hablo sobre este tema. Los Isleños, como todos los
irlandeses, creen que las hadas son los ángeles caídos que fueron expulsados
del cielo por el Señor Dios a causa de su orgullo pecaminoso. Y algunos cayeron
al mar, y otros en tierra firme, y otros en lo más profundo del infierno, y a
éstos el diablo les da conocimiento y poder, y los envía a la tierra, donde
obran mucho mal. Pero las hadas de la tierra y del mar son en mayor parte seres
bondadosos y bellos que nos causan daño alguno si se les deja en paz y se les
permite danzar en los “raths” feé-ricos a la luz de la luna con su dulce
música, sin ser molestados por la presencia de mortales”.
Según
Martinez Soler “hay más teorías pero una de ellas que considero interesante y
para analizar, es la que considera que hadas, elfos, sílfides, ondinas,
salamandras, y gnomos son seres bien reales del universo intermedio. Kirkal que
ya os he mencionado, decía: “Estos elfos, o siths, son de una naturaleza
intermedia entre el hombre y el ángel, como los antiguos lo pensaron de los
daimons, de espíritu inteligente y curioso, cuerpo ligero y fluido, algo de la
naturaleza de una nueve condensada, y más bien visibles en el crepúsculo” Los
Cabalistas también se interesaron por ellos, consideraban que no estaban
dotados de una individualidad definida. Poseían como los animales, un
“alma-grupo”, genérica del conjunto de la especie. Viven durante siglos, incluso milenios, pero
mueren. Su muerte es trágica e irreversible, pues no poseen alma inmortal como
los humanos. A causa de ello no conocen el “libre albedrio”, ni distinguen el
bien del mal, actúan por el impulso del momento, no son ni buenos ni malos,
sino amorales y desconocen las consecuencias buenas o nefastas de sus actos. El
deseo de lograr un alma imortal por alguno de estos Espíritus Elementales, que
no se contentan con su longeva y despreocupada vida pero cuyo fin es total y
sin esperanza, es lo que los lleva en ocasiones a intentar casarse con algún
mortal. Esta estrategia es la que narran
bellos cuentos tradicionales, uno de ellos es Ondina de La
Motte-Fouqué(1777-1843) en el que explica cómo estas criaturas pueden alcanzar
un alma si un humano se enamora y desposa con alguna de ellas; por el
Sacramento del matrimonio, el Elemental entra en el estado central humano, con
todas las consecuencias morales que ello conlleva”.
Para
ilustrarnos más Martínez Soler nos invita a leer algunos párrafos de Frithjof
Schuon (1907-1998), pensador metafísico y gran conocedor de las diferentes
religiones. Este autor precisa lo
siguiente en relación con el Reino Intermedio.
Pero el monoteísmo nunca llegará hasta el punto de englobar en el Orden Divino el mundo infraángelico, el de
los “espíritus”, es decir, de las criaturas psíquicas; nunca aceptará, pues, lo
que podríamos designar con el término de “panteísmo”: “(…) Para los Chamanistas- pues son ellos los
“panteístas” tradicionales-, Dios se sitúa por encima del mundo pero lo penetra
y se manifiesta “conscientemente” a través de los ángeles y los espíritus- como
las sílfides, las salamandras, las ondinas o los gnomos. Paracelso trató sobre
este género de criaturas; son los elfos de los escandinavos y los jinns de los
árabes. Las hadas y las peris, genios femeninos, pertenecen a la misma
categoría, El hecho de que este “panteísmo” esté ligado a la magia se comprende
sin dificultad si se tiene en cuenta la función prácticamente divina que
adoptan para él los “espíritus”.
En
la Edad Contemporánea, los Cuentos de Hadas han sido alterados de forma que
puedan ser leídos a los niños. Los hermanos Grimm se concentraron sobre todo en
erradicar las referencias sexuales; en la primera edición de “Rapunzel” se
revelan las visitas del príncipe cuando se menciona que las ropas de la
muchacha se han encogido, lo que le permite a la bruja deducir que ha quedado
embarazada; en subsecuentes ediciones esto se alteró. Por otro lado, la
violencia, especialmente el castigo a los villanos, se incrementó más, aunque
posteriormente otros minimizaron este aspecto; J. R. R. Tolkien percibió que
las versiones infantiles de «El enebro» («The Juniper Tree») excluían
frecuentemente su tono caníbal.
La
tendencia moralista de la época victoriana alteró los cuentos clásicos
convirtiéndolos en literatura pedagógica, como por ejemplo cuando George
Cruikshank reescribió “La Cenicienta” en 1854 para incorporar temas de
abstinencia de alcohol; Charles Dickens protestó al respecto. Psicoanalistas
como Bruno Bettelheim, que consideró la crueldad de los antiguos Cuentos de
Hadas como un indicio de los conflictos psicológicos, criticaron fuertemente
esta expurgación dado que ello debilitaba su utilidad para que niños y adultos
resuelvan sus problemas en el plano simbólico. Bettelheim detalla que
frecuentemente los Cuentos de Hadas sirven a manera de espacio de expresión de
las preocupaciones y el terror que sufren los menores de edad, aspectos que los
adultos no comprenden en su totalidad. Esto les ayuda a crecer y desenvolverse
mejor en una vida futura. En encuestas recientes, los Cuentos de Hadas
populares han sido descritos como «escalofriantes y desactualizados» para su
lectura a los niños; los cuentos originalmente surgieron con finales donde el
protagonista muere de manera súbita ante sus preocupaciones y temores, algo que
no puede contemplarse en la pedagogía infantil.
La
adaptación de Cuentos de Hadas para niños sigue vigente. En las dependencias
escolares de muchos países, los Cuentos de Hadas son usados como una parte
central del currículo. El trabajo de Rudolf Steiner en el desarrollo humano
muestra que entre las edades de seis y siete años, la mente de un niño aprende
mejor a través de la narración de cuentos, ya que los arquetipos y la
naturaleza mágica de los Cuentos de Hadas atraen a los niños de esas edades. La
naturaleza de los Cuentos de Hadas, en la tradición oral, mejora además la
habilidad de un infante para visualizar una narrativa hablada, así como para
recordar la historia conforme la ha escuchado.
Los
Cuentos de Hadas también pueden ser analizados desde una perspectiva
construccionista. Richard Lanham sugirió que este tipo de historias les
transmiten a los niños mensajes sobre el amor, la vida, los milagros y los
finales felices. Lanham opinó lo siguiente acerca de este proceso: «Percibimos
el mundo tanto activa como recreativamente... Percibir el mundo significa
componerlo, con tal de darle sentido a las cosas». La mente de un niño es joven
e influenciable; lo que ellos ven y escuchan cuando son pequeños puede afectar
a la manera en la que concebirán la vida. Los padres entonces tratan de
brindarle y enseñarle todo lo que pueden a sus hijos, aunque ciertamente no hay
un manual sobre cómo educar a los niños. De esta forma, los padres de familia
pueden ver en los Cuentos de Hadas un recurso para mostrarles a sus hijos una
perspectiva distinta de los significados del amor, las relaciones sociales y la
felicidad. La visión construccionista
trata de comprender la comunicación a través de diversos conceptos e
interpretaciones; y al igual que esta, los cuentos de hadas cuentan con una
serie de versiones e interpretaciones diferentes.
Cualquier
comparación de los Cuentos de Hadas rápidamente hace notar que varios relatos
del género tienen características semejantes entre sí. Dos de las
clasificaciones más influyentes son
1. Aarne-Thompson
Agrupa
los cuentos tradicionales y de hadas basándose en su trama completa. Así, se
seleccionan características de identificación en común para decidir cuáles
cuentos se agrupan entre sí. Por ejemplo, cuentos como “Cenicienta” —en el que
una heroína perseguida, con la ayuda del hada madrina o un ayudante mágico
semejante, asiste a un evento (o tres) en donde se enamora de un príncipe y es
identificada como su verdadera esposa—, son clasificados como tipo, correspondiente
a la «heroína perseguida». En esta misma clasificación también se incluyen las
versiones del mismo cuento finlandesa, alemana, noruega, vietnamita, china,
inglesas, irlandesa, francesa, la de los Grimm y la española. No obstante, este
sistema tiene sus debilidades en la dificultad de no tener una manera de
clasificar las sub porciones de un cuento. Además, el sistema permite enfocarse
en elementos comunes, resulta útil en primera instancia, pero erradica el tono
y los detalles empleados en una historia.
2. Vladímir Propp estudió específicamente
una colección de Cuentos de Hadas rusos, su análisis ha sido útil también para
el examen de cuentos de otros países. Analizó los cuentos por la función que
cada personaje y acción cumplía, concluyendo que un relato estaba compuesto de
31 elementos y ocho tipos de personajes. Tomando en consideración que no se
requieren todos los elementos para cada uno de los cuentos, cuando estos
aparecían lo hacían en un orden invariable —excepto que cada elemento
individual debía ser negado en dos ocasiones—, por lo que aparecería hasta tres
veces. El análisis de Propp ha sido también criticado por ignorar el tono,
humor, los personajes y, de hecho, todo lo que diferencia a un cuento de hadas
de otro.
Muchas
variantes, especialmente las que están orientadas a los niños, incorporaron una
moraleja en sus tramas. Perrault concluía sus versiones con una, aunque no
siempre se les consideró como un aprendizaje moral: “Cenicienta”, por ejemplo,
finaliza con la observación de que la belleza y personalidad de la heroína
podrían llegar a ser inútiles sin la presencia de su madrina, reflejando la
importancia de las conexiones sociales, aunque también podría simbolizar un significado
de tipo espiritual.
Varios
Cuentos de Hadas han sido interpretados por su supuesta importancia. Una
interpretación mitológica consideró que muchos Cuentos de Hadas, incluyendo a
“Hansel y Gretel”, “La bella durmiente” y “El rey sapo”, son mitos solares;
este modo de interpretación es menos popular hoy en día. Varios han sido
también sometidos a análisis psicológicos como el freudiano y el junguiano,
pero nunca se ha establecido un modo de interpretación definitivo.
Análisis
más específicos con frecuencia han sido criticados por prestar una gran
importancia a los motivos que no forman, en realidad, parte del relato; esto
tiende a menudo a derivarse del trato de un cuento de hadas como el texto
definitivo, en el cual el cuento ha sido contado o reeditado en muchas
variaciones. En las variantes de “Barba Azul”, la curiosidad de la esposa es
traicionada por una llave manchada de sangre, por la rotura de un huevo o por
el canto de una rosa que ella llevaba en ese momento, sin que ninguno de estos
factores afecte en sí al cuento, aunque las interpretaciones de las variantes
específicas consideraron que el objeto preciso forma realmente parte del
relato.
Algunos
autores han interpretado los cuentos como documentos históricos; varios
folcloristas alemanes creen que los cuentos que han sido preservados de tiempos
antiguos, usaron los cuentos de Grimm para explicar algunas costumbres
arcaicas.. Otros a su vez han explicado la figura de la madrastra malvada de
forma histórica: muchas mujeres morían durante el parto, sus esposos se volvían
a casar, y las nuevas madrastras competían entonces con los niños del primer
matrimonio por diversas razones.
Se
conoce como “Los Verdaderos Cuentos de Hadas” a lo que posiblemente fueron la
primera versión de cada uno de ellos. A continuación, algunos de los más
conocidos en Guatemala, sin volverlos a contar sino partiendo de lo que conoce
la audiencia a sus diferencias más notorias:
• La Cenicienta
A
“La Cenicienta” no se le cae la zapatilla al salir de la fiesta. Le cortan al
pie por haber desobedecido e ir sin permiso. Este escarmiento lo hacen el mismo
Rey y Príncipe que en la versión occidentalizada van a buscarla entre las
doncellas del pueblo para que, al probarse la zapatilla, comprobar fue quien
hizo feliz al Príncipe la noche anterior en la fiesta, razón por la cual
también el soberano había decidido casarse con ella.
• La Sirenita
En
el final del “Verdadero cuento de la Sirenita” esta se convierte en la espuma
del mar y desde entonces ésta existe en la Tierra. El niño o niña a quien se le
leía se le decía que cada vez que viera la espuma tenía que portarse bien
porque la Sirenita podía volver a su estado natural si los niños del mundo se
portaban bien. Por esa razón se ha considerado el primer cuento interactivo de
la historia ya que los niños al portarse bien contribuían a que la Sirenita
pudiera volver a ser lo que era.
• Caperucita Roja
Según
algunos folkloristas, el antecedente de este cuento es un rito africano que
implicaba la pérdida de la virginidad de las muchachas en ciertas tribus en su
primer relación sexual la cual era obligada con el Chaman. Este acto se cambió
con el tiempo por el hecho de que el Lobo se la comía a la niña.
• Blanca Nieves
En
una de las versiones más antiguas de este cuento, la famosa Madrastra que
pretende destruir a Blanca Nieves no es su tal sino, ¡su verdadera madre!
• Pulgarcito
Este
es quizá uno de los cuentos más crueles. No sólo remarca “el enanismo” como
defecto físico sino que presenta un par de veces el intento de asesinato por
parte del padre de “Pulgarcito” y sus hermanos. El Parricidio se concreta
cuando el Ogro, engañado por Pulgarcito, mata a sus propios hijos. Nótese como
antivalores como el engaño y el robo son atributos del personaje. El robo se
concreta varias veces cuando Pulgarcito se apodera de lo que no es suyo como
sucede con los bienes del Ogro, lo cual ayuda a salir de su situación económica
precaria.
• La Bella Durmiente
Cuando
el Príncipe y La Bella Durmiente casan, van a vivir a casa de éste donde habita
su Madrastra, la cual es hipócrita con ellos y no aprueba dicha unión. Cuando
el Príncipe debe salir del reino, la Madrastra aprovecha para enviar a
asesinarla a ella y a sus hijos. El verdugo los refugia en su casa hasta que el
Príncipe regresa y pone orden en el asunto.
• El Gato con Botas
En
“El Verdadero Cuento” el minino es lo que sobra del reparto injusto de una
herencia y le toca al más pequeño de los hermanos. Los otros dos se quedan con
un molino y un asno, cada uno. En España se discute que este cuento puede ser
el antecedente del Género de La Picaresca y que personajes como “El Periquillo
Sarniento” tienen su antecedente en el Gato, considerando que en España gatos
de denominan a mendigos, personas que no tienen recurso económico alguno. Este
personaje también es portador de antivalores como el engaño y la mentira.
• El Patito Feo
Este,
junto a “La Bella y la Bestia” es quizá el cuento esotérico por excelencia por
lo que nos referimos mejor a èl en el siguiente apartado.
• La Bella y la Bestia
Este,
junto a “El Patito Feo” es quizá el cuento esotérico por excelencia por lo que
nos referimos mejor a èl en el siguiente apartado.
El
Rosacrucismo y el Martinismo nos dan en sus enseñanzas claves profundas para
aprovechar el cuento. De hecho en algún momento se estudian en Martinismo “El
Patito Feo” y “La Bella y la Bestia”. Se nos recomienda que le pongamos
atención a cómo se expresan los
pensadores de todos los tiempos acerca del tema de la belleza y la fealdad,
“con mucho sentimiento y profundidad” porque como decía Goethe “la belleza es
la manifestación de las leyes secretas de la naturaleza, las cuales sin esa
apariencia no hubieran estado ocultas siempre”. Por su parte, Emerson dijo:
“Aunque recorramos el mundo para encontrar la belleza, debemos llevarla con
nosotros o no la encontraremos”. Por eso el hombre eligió apreciar la belleza y
nunca ha dejado de reconocer su papel fundamental en la vida, o ponerla en
contraste con lo que él llama fealdad.
Por
definición, belleza proviene de palabras que significa bueno o refinamiento, y
fealdad se deriva de temor o aprensión. Estas palabras se remontan muy lejos en
el pasado del hombre, y originalmente tenían un sentido mucho más profundo que
el que le damos hoy. Para la filosofía y el misticismo antiguo, los términos
belleza y fealdad eran palabras poderosas, vitales y no vacías de significado.
En el sentido en que se usaban y los significados que las hicieron vitales se
volvieron algo imprecisos a través de las edades. Sin embargo, el sentido
original de los términos permanecen en los cuentos que se leen ahora,
especialmente para los niños, y esos relatos fueron una vez un medio para
comunicar a muchos las serias enseñanzas de la vida.
Si
examinamos cuidadosamente las fabulas, mitos o leyendas vemos que son valiosos
puntos de partida para reconstruir el antiguo punto de vista filosófico. Son
como objetos arqueológicos que nos dicen cosas. Pero son, además verdades
cuando uno cree en ellas. “El grado de verdad que contienen poco tiene que ver
con su forma o función definitiva, pero al estar plasmado en cierto suelo
psicológico, produce verdades de una extraordinaria eficacia”. No olvidemos que
el objetivo de la existencia del hombre es su evolución interna y que las
experiencias de su vida son su guía y sus maestros.
Con
estos elementos ya podemos referirnos a “El Patito Feo” y “La Bella y la
Bestia”. El primero “empollado en un huevo de tamaño exagerado colocado en el
nido de una mama pato, aparentemente no deseado, el Patito feo sufrió, aquí y
allá, experiencias desafortunadas, tratando de adaptarse a un mundo extraño,
encontrando a cada paso preceptos que no tenían sentido, que lo invitaban a
adaptarse a un modelo que le era ajeno a su naturaleza. Estimulado por el asombro y admiración que le
producía la vista de cisnes volando mas allá de su alcance, fue feliz
momentáneamente; pero a esa felicidad le siguió la desesperación porque el
Patito Feo estaba convencido de que todo eso era imposible que lo
experimentara. Finalmente, contemplando de nuevo a los cisnes resolvió hablar
con ellos aunque esto significaría su propia muerte. Pero, para su mayor
sorpresa, le dieron la bienvenida como si fuera uno de ellos. Aquello que era
feo para otros, era hermoso para sus iguales”.
En
“La Bella y La Bestia”, un hombre para satisfacer la simple petición de su
hija, “corto una rosa en la cerca de una misteriosa propiedad y, por ese hecho,
contrajo una obligación con La Bestia quien poseía la propiedad. Esta
obligación es que la más joven y la más hermosa de todas sus hijas, se separara
de su familia y se fuera a vivir al palacio de La Bestia. Temerosamente la
bella vino y aunque asustada por la fealdad de La Bestia se tranquilizó por su
gentileza y sus cuidados. Por las noches, soñaba con un príncipe, hermoso y
elegante, que suplicaba que lo liberara de su miseria y la prevenía contra las
apariencias engañosas. Una vez se le permitió regresar a su casa y soñó que el
príncipe estaba enfermo e inmediatamente recordó la promesa que le había hecho
a La Bestia, la de regresar en el tiempo fijado para que no le sobrevinieran
consecuencias desastrosas. Bella lo encontró agonizando y descubrió las
emociones generadas por su importancia para ayudarlo eran las del amor. Al
declarar su amor por La Bestia, Bella lo transformó en un príncipe con el cual
había soñado por las noches”.
Si
bien es cierto, estos cuentos pueden ser aplicados en cualquier momento y
aspecto de nuestra vida interna y externa, en su sentido más profundo connotan
los viajes del alma de la fealdad o pequeñez a la belleza y grandeza, en el
caso de El Patito y de la bestialidad, del instinto a la humanidad más pura y
sublime que coloca al ser humano en el plano que el Creador siempre quiso para
él. Es decir, dentro de todo ser humano existe un patito que va convertirse,
tarde o temprano en cisne, y una Bella que transformará a una Bestia a través
de la fuerza y el poder del amor.
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