miércoles, 3 de julio de 2013

Libro globalizante


Roxana Ávila ha editado el libro “Profecías del año cero”, el cual recomiendo de primera mano a los amantes de la narrativa debido a que es una ficción que logran mantener la expectativa del lector y le ofrecen a éste siempre el aspecto lúdico del manoseado tema de las Profecías Mayas con aquello de si se iba o no acabar el mundo en el 2012. Claro que no se acabó. Aquí estamos comentándolo, lo cual aumenta lo gracioso del tratamiento que la autora hace del tema.

Lo anterior es un “cae de su peso” cuando leemos los rasgos de la autora en la primera solapa del libro: “Roxana Ávila (Guatemala, 1962). Obtuvo el grado de Suficiencia Investigadora por la Universidad Pontifica de salamanca (2011). Licenciada en Informática y Administración Pública por la Universidad Francisco Marroquín (2003). Técnico Universitario en Diseño de Interiores y Diplomado en Historia del Arte por el IFES. Fue conductora de televisión, 1886 – 1999. En 2011 produjo el programa Punto X, Punto de opinión política. Publico el libro de ensayos “pariendo pobres”, en 2010. En poesía ha publicado “Estación del agua” y tiene la publicación de microrelatos “Visiones en cuenta regresiva”, ambos en 2012”.

En el libro que comento intervinieron en su elaboración, además de la autora la Letra Negra, editorial

Chupin@ta: Dicha editorial es una de las más importantes en Latinoamérica y posiblemente la más importante en Guatemala. Propulsora de novedades y material de interés. El libro de Roxana es el número 90 de la colección Narrativa Centroamericana. El escritor e historiador Armando Rivera es el responsable de esta editorial. Mucho de la forma en que se nos presenta la estructura del libro es obra suya, sin duda.

El libro “Profecías del año cero” de Roxana Ávila es una novela que tiene como tema central las diversas reflexiones sobre el tiempo en la humanidad. En el mismo, la autora crea un mítico rey quien en su lecho de muerte narra las vicisitudes de su larga vida. El gobernante hace que tallen sus memorias en una escalinata de caracol. Los vestigios arqueológicos que de estar estructura son descubiertos e interpretados como profecías del futuro.

“Reflexiva y de orden inquisitivo, la escritora crea una historia trepidante, donde involucra el pasado del Rey Camè con los acontecimientos actuales de nuestra sociedad. Así, el tan anunciado fin del mundo, puede ser una visión apocalíptica de aquel gobernante que predice catástrofes de orden natural y otras provocadas por la violencia y ambición de los hombres.  Con una maestría en el oficio, la autora juega con diversas cosmovisiones para hacernos reflexionar sobre la creación y destrucción de nuestro planeta. El lector se mantiene en tensión permanente, intrigado por averiguar qué sucederá con los personajes, porque usa elementos técnicos de la novela policial”.

Lo anterior lo leemos en la contrasolpa del libro. Con todo el respeto que me merecen autora y creación, más que aspectos policiacos me parecen cinematográficos y sacados de las películas mexicanas tipo Cantiflas donde se ve la lucha en la trama entre lo universal y lo local; entre lo cosmopolita y lo pueblerino. Y es que eso somos los guatemaltecos en esencia: Igual que los mexicanos, un circulo pequeño que se muestra a otros más grandes /Latinoamérica y el mundo en su orden concéntrico ascendente) que lucha por mantener su identidad en un trasnochado criollismo o nacionalismo que mal llevados lo único que han logrado ha sido productos vulgares y de mal gusto para lo que Ávila es excesivamente cuidadosa tornando los elementos mencionados en “detalles de cosmovisión” o “detalles culturales” que son parte de la definición misma de los personajes. No es de extrañarse siendo ella una persona profundamente interesada en la sociología y la antropología, las ciencias que más nos acercan al fenómeno de globalización al que queramos o no ya fuimos inmersos como país y nación de naciones los guatemaltecos.

Como en todo, en Guatemala no tenemos nada que nos falte más que la valorización de lo que aquí se hace y de quienes realizan las cosas. Es allí donde el libro de Roxana Ávila tiene su principal virtud. Es una muestra que el talento nacional y sus propuestas son parte de la “ciudadanía del mundo”, lo cual empieza a reflejarse en las obras que los hacedores de las bellas artes proponen. La literatura no podía ser la excepción. Al contrario, es la que siempre lleva el estandarte y la primera en penetrar a donde quiera que esta llegue.


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